Campeón del mundo como jugador y como entrenador. Ídolo de generaciones de jóvenes. Temido, respetado y admirado como adversario, jugaba con su propia y ligera elegancia. Motor, intérprete y crítico del fútbol alemán.
Con un carisma que iba más allá del fútbol. Para los alemanes era simplemente «Der Kaiser» («El Emperador»), el más grande. Convirtió al FC Bayern en un club global y llevó el Mundial de 2006 a Alemania (aunque su papel allí no estuvo exento de polémica).
Con su encanto, ingenio y refunfuño muniqués (NR: natural de Múnich), fue una de las figuras más destacadas de la opinión pública alemana desde la Segunda Guerra Mundial. Era conocido y querido en todo el mundo. Uno de los grandes. Como Maradona, Pelé, Cruyff o Platini.
Llevaba años sin aparecer en público debido a una grave enfermedad. Sin embargo, quizás sólo ahora nos damos cuenta realmente de su ausencia.
¡Servus, Franz!


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