¿Milagro entre Francisco y Milei en Ciudad del Vaticano?

Si el Papa «primereó» a Javier Milei, al llamarlo y sepultar agravios cuando «Adolfito» ganó la Presidencia – imperdonables, en apariencia, para los curas villeros y el padre Pepe, quien se dispone a viajar a Roma -, astutamente ahora, puso entre paréntesis la amistosa carta que le envió el libertario horas antes, al anteponer cualquier viaje a la Argentina, a una visita previa el 11 de febrero en la Plaza San Pedro. ´Al pie, querido hijo mío´, pareció decirle, cuando retrucó con su invitación para que salga del microclima argentino y esté de cuerpo presente en los actos de canonización de Mama Antula, beata de la compañía de Jesús, evangelizadora de los pueblos originaros de Santiago del Estero.

La relación entre Francisco y Milei es tensa, pese a las apariencias. Juegan otros factores: fue removida la embajadora kirchnerista María Fernanda Silva, no hay acuerdo en su reemplazo y el tema fue tratado discretamente por Karina, la hermana del titular del Ejecutivo, con el jefe de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea. Hay muchas grietas que reparar. Están en eso, con el concepto de aporofobia (aversión a los pobres), en el tapete y las gestiones paralelas del la vice Victoria Villarruel, punta de lanza de una revisión del pasado setentista.

«Nada está descartado», dijo hoy el vocero de la Rosada, Manuel Adorni, ante esa posible travesía de Milei que culminaría con una audiencia privada con Francisco, a quién había llamado, en campaña, «representante del Maligno en la tierra»: aunque luego pidió disculpas y el Sumo Pontífice, que mamó en su juventud la doctrina peronista, se las aceptó, poniendo la otra mejilla. En el fondo – y en la superficie -, su objetivo es no llevar a una destrucción inconducente, habiendo tantos puentes por construir.

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Ahora que una gran mayoría se asume de una manera u otra como peronista – no kirchnerista -, el director de la revista Criterio, produjo este ensayo que, sin querer-queriendo, observa a Francisco atraído por la acción política nacional.

En septiembre, es decir hace unos cuatro meses, Milei le dijo textualmente al periodista trumpista Tucker Carlson: «»El Papa juega políticamente, tiene una fuerte injerencia política y ha demostrado, además, una gran afinidad con dictadores como (Fidel) Castro o (Nicolás) Maduro. Es decir, está del lado de dictaduras sangrientas».

La reconvención, en el debate antes del balotaje, de Sergio Massa – el adversario al que finalmente derrotó en las urnas por casi 12 puntos de diferencia, aunque le mantiene hombres clave en su deconectada administración -, modificó en algo su actitud tan alejada de la realpolitik, que asusta incluso en los Estados Unidos, su referente clave en el plano internacional, junto con Israel.

¿Hay acercamiento? Los gestos están a la vista de todos. Suena increíble: los curas villeros, los representantes de los desclasados, hicieron campaña para que Francisco viniese a la Argentina en 2024. Y a ello se sumó Milei, en la previa a un paro general de la CGT, para el 24 de este enero. El «afecto filial» – al menos en las palabras -, no es patrimonio exclusivo de los dirigentes sociales como Juan Grabois. Significa un misterio. Su desenlace, ¿un milagro?, en medio de la batería de medidas por DNU, la resistencia en el Congreso y la pauperización de la clase media y los jubilados. ¿Cómo conciliar reformas sociales necesarias? ¿Y llevarlas a la práctica en forma pacífica? De eso se trata.