La oposición, ante el «fenómeno novedoso y disruptivo de los libertarios», debería como enseñó Maquiavelo, «adecuarse al tiempo histórico» para tratar de recuperar el gobierno y contemplar – NR: algo que parece inimaginable -, el uso de un imaginario teléfono rojo para que hablen Cristina Kirchner y Mauricio Macri.
Ese es el planteo que hace hoy, en el diario Perfil, el sociólogo Eduardo Fidanza. Dejando en un segundo plano a Platón, señaló como un hecho que «la ultra derecha hoy interpreta mejor al redentor carismático, le declara la guerra a los ímpios y promete liberación», sustentada en una «fe ciega y agresividad que retroalimenta la irracionalidad».
Crítico de Javier Milei, Fidanza señala que el presidente está «matando la democracia liberal», apoyada en la división de poderes y la deliberación razonable entre iguales, que buscan la equidad para resolver los diferendos.
«No hay ingenuos en la lucha entre el bien y el mal», avisa. Y opina que «el extremismo de Milei, que es algo malo, produjo para él y millones que lo votaron, el bien. Ganó elecciones y domina la escena con chances de consolidarse».
La solución que ofrece es abstracta: se necesitan líderes seductores que penetren en los sentimientos de la gente, con magnetismo emocional, superando la fragmentación del arco opositor.
Recomienda a Cristina, líder de un sector de la población, y Macri, de otra fracción, intentar «una aproximación» que, a simple vista, «resulta inverosímil».
Adecuarse a la época. Esa es la idea, que empezó con «algoritmos polarizadores, ilusiones de libertad, consumos de imágenes con liderazgos emotivos y rechazo a las élites».
Claro, concluye, habrá que transitar «la cara oscura de la política» y «recuperar el poder para gobernar bien».


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