«Hacen lo imposible para que el odio sea tan grande que no tengamos retorno», denunció el actor Miguel Ángel Solá

«Desde el turco – ese maldito, malvado, el más asqueroso presidente que tuvo la República Argentina – a hoy, con un admirador ferviente de él mismo, hemos hecho un camino democrático funesto». Sin nombrarlos, pero obviamente refiriéndose a Carlos Menem y Javier Milei, el actor Miguel Angel Solá, de 75 años, hizo esa declaración a La Capital, de Mar del Plata, ciudad donde está noche y mañana presentará la obra teatral «Mi querido Presidente», con producción de Gustavo Yankelevich.

«Están haciendo lo imposible para que el odio sea tan grande que no tengamos retorno”, sentenció en una entrevista concedida a la periodista Paola Galano.

«Nadie en esta sociedad – sostuvo -, puede decir que no está siendo cómplice con lo que está ocurriendo; uno puede ser cómplice pasivo, indiferente o interesado…pero nadie puede decir que no se está siendo cómplice de todo el desastre que se está provocando en el mundo».

Tras admitir que «hay tres o cuatro digitando todo», con «payasos coreándolos», indicó que «también es verdad que es la sociedad la que puede ponerle el punto final a esto».

Actor comprometido con la realidad política nacional que tuvo que irse del país enel pasado, Solá dijo que querer ser «cómplice de la destrucción de mi casa» y planteó una serie de cuestionamientos. Preguntó por caso: «Por qué decidimos hacer basura con la cultura del trabajo y del estudio».

Cuando se le inquirió sobre como actuar frente a su denuncia, contestó: «No se paren en ninguna vereda; caminen; no dejen de moverse...así van a poder frenar a esto, a toda esta manga de delincuentes que nos están robando todo y vendiendo todo y mal vendiendo todo. Chorras, chorros de todo tipo, de toda calaña, de toda las banderías, a menos que demuestren lo contrario».

Insistió en que hay que «tener memoria…caminar y señalar todo el tiempo…eso es parte de la sociedad, eso le corresponde a la sociedad…ahora, si queremos vivir imitando lo que no somos, vamos bien jodidos».