Debate sobre salud mental a raíz del crimen de una turista brasileña en Buenos Aires

Por Leonardo Gorbacz

La muerte de una turista brasilera (María Vilma das Dores Cascalho da Silva Bosco, de 69 alos),. producto de una agresión sufrida en la calle Corrientes a mano de un hombre con antecedentes penales y psiquiátricos es un hecho lamentable que se debe abordar con seriedad.

Efectivamente, hay personas con padecimientos mentales graves que pueden tener comportamientos de riesgo hacia terceras personas, así como también hay personas sin padecimientos mentales que también tienen conductas antisociales (suelen ser más).

Para las que sí tienen padecimientos, la ley de salud mental y el Código Civil obliga a internarlas aún sin su consentimiento, procurando evitar la situación de daño.

Hay quienes ante el estupor que causa un hecho tan dramático, proponen modificar la ley de salud mental, pero no dicen para qué ni cómo la modificarían.

Si acaso la idea es internar a todas las personas que tengan algún padecimiento, deberíamos internar a 6 millones y medio de personas (13% de la población según OMS).

Sumando las personas que deberían ocuparse de la atención, tendríamos un tercio de los argentinos en instituciones de salud mental.

Además de injusto, porque el 99,9% de las personas con padecimientos no dañan a nadie, inviable.

Cuando una persona comete un delito se debe aplicar el Código Penal. Dirán que si tiene problemas de salud mental se la declara inimputable y se la deja libre. Pues bien, eso está regulado por el art. 34 del Código Penal y no por la ley de salud mental.

Revisemos ese artículo y propongamos soluciones serias, en vez de mandar a encerrar a un 14% de la población, entre los que seguramente habrá amigos, compañeros de trabajo, familiares o, por que no, uno mismo.

Por otra parte, si queremos detectar a las personas con padecimientos mentales que sí pueden generar un riesgo, lo que debemos hacer es sumar profesionales y servicios de salud en lugar de desfinanciarlos y cerrarlos.