El martirio de Mugica, representa «el compromiso de los curas villeros», afirmó el padre «Pepe»

El padre José “Pepe” Di Paola, hoy ejerciendo sus tareas sacerdotales lejos de Buenos Aires, dijo que el martirio de Carlos Mugica, del que el sábado se cumplen 50 años de su vil asesinato, “sobresale y representa a todos los curas que han sido compañeros, antes y después, y que se han comprometido desde la Iglesia con aquellos que más lo necesitan”.

Desde La Banda, Santiago del Estero, el padre “Pepe”, como se lo conoce popularmente en las villas de AMBA, dijo que Mugica, abrió “un camino importante, junto con los que lo antecedieron, para formarnos históricamente al lado de la gente”.

Ubicó a Mugica como sinónimo de “cura villero”, que “al entregar su sangre, se abrió camino a la eternidad”. Recordó que otros religiosos “murieron antes y después”, pero a él lo colocó en un lugar sobresaliente «Es importante – dijo -, que represente al conjunto al conjunto de los sacerdotes comprometidos», en el vitraux elaborado por el artista Héctor Chianetta.

Dijo que en Mugica, y “su elevación al Cielo” se conjuga con «la misión de todos los sacerdotes que han puesto su vida y su corazón en el compromiso de la Iglesia con los que más lo necesitan”.

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La obra, del artista Héctor Chianetta, se llama «Sueños a la hora de la luz». Será exhibida al público el próximo sábado y reemplazará la histórica casulla del sacerdote de la Villa 31, de Retiro. MugIca aparece en brazos de la Virgen María.

El “Padre Pepe” fue uno de los más firmes promotores, durante la campaña electoral presidencial pasada, de los actos de desagravios al papa Francisco, por dichos lacerantes del hoy presidente Javier Milei. Incluso concelebró una misa en repudio hacia quien calificó al jefe del Estado Vaticano como “el representante del maligno en la tierra”.

Después de esos acontecimientos, y sin darse mucha publicidad, fue destinado a La Banda, en tierra del gobernador radical K Gerardo Zamora, mientras Francisco – en una muestra de poner la otra mejilla -, recibió con pompa y afecto a Milei en Roma, aún cuando no salvaron las diferencias conceptuales que los separan. Pero los gestos – que ocultan graves diferencias  -, no pudieron ser más cariñosos y ello resultó incomprensible para muchos.

“Pepe” obedeció el reto vaticano y se llamó a silencio. “Yo ya dije todo lo que tenía que decir, es hora de que hablen otros”, se justificó. Desde entonces, ha habido pronunciamientos de la Iglesia contra las políticas que castigan a las clases más humildes y a las  medias bajas, sin torcer por ello la prédica firme del jefe de Estado anarco-capitalista, un férreo detractor de «la justicia social».

La celebración de Mugica, el próximo fin de semana, podría marcar un punto de inflexión, por lo caro que resultó su lucha en una época también tumultuosa en la Argentina, signada entonces por la violencia física.