Si de algo parece haberse arrepentido con creces Javier Milei, fue considerar “maligno” al papa argentino, Jorge Bergoglio, antes de las elecciones del domingo, donde llegó a especular que podría ganar en primera vuelta. El conglomerado de curas villeros – defensores del “pobrismo”, según la caracterización del hoy larretista-bullrichista, Miguel Pichetto -, saldrá a influir en los lugares más populosos, para torcer la voluntad de los jóvenes humildes desencantados hasta el enojo con la situación económica y social, y que vienen expresando preferencias verbales por el líder de La Libertad Avanza.
“La falta de horizontes es real, muy real. El Estado en parte está presente, pero en parte, no. Y muchos dirigentes, en off, reconocen que militantes que votaban por La Cámpora, hoy se inclinan por Milei…eso es muy llamativo. Pero somos hombres de fe y de esperanza y estamos tratando de encontrarle la vuelta a este proceso negativo”.
Quien así se expresó ante el portal Infocielo, hace unos días, fue el nuevo obispo de La Plata, Gabriel Mestre, de contacto estrecho con el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, al que llaman “el callejero” por moverse en transporte público, igual que el papa Francisco, con quien tiene asiduo contacto.
No lo dirán en público – ¿qué falta hace si patrocinaron un acto de desagravio a Francisco? -, pero Mestre, García Cuerva, más otros como el obispo del bajo Flores, Gustavo Carrara (alguien que “piensa claro y habla oscuro” ante la prensa, según consignó Lucas Schaerer, en C5N) y el padre “Pepe Di Paola, están en campaña para bajar de un hondazo a Milei del pedestal.
Mestre, que procede de Mar del Plata (administrada por Guillermo Montenegro, del PRO), intercambia correos electrónicos breves con Francisco, que muchas veces tienen por eje “la virulencia e intolerancia” de Milei. Su contacto más estrecho es con el exobispo platense, “Tucho” Fernández, quien actualmente está en El Vaticano. “Siempre” le responde para llevar adelante “los cambios” que impulsa el Santo Padre, a través del “diálogo, el encuentro y el bienestar social”.
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“Hay que ponerse la Patria al hombro en el metro cuadrado en que uno está”, declaró. Admitió que si Milei llega a la Presidencia, se seguirá trabajando para “sacar lo mejor de nuestro pueblo”. Tras reprochar al libertario presentarse como reacio a encontrar “consensos democráticos mínimos”, dijo que no por ello Francisco le negará un acercamiento, de ser necesario.
“Lo hará por nuestra querida Nación, desde una perspectiva pluralista. El Papa – agregó -, ya hizo saber el deseo visitar la Argentina, pero dependerá de varios factores, entre otras cosas de la agenda diplomática y su estado de salud. No tiene 50 años”.
Los religiosos que transitan por “las periferias” – algo que no repite como un calco la Conferencia Episcopal Argentina -, apuestan a las políticas barriales y focalizan en la atención de los más vulnerables, por ejemplo de los jóvenes afectados por las adicciones. Su prédica, sin ser de derecha o de izquierda, se centraliza en la “transversal” justicia social, un demérito para Milei.
No asumen, públicamente, la defensa de ninguna candidatura. Pero son muy pocas las variantes distintas a la de Milei: la de Sergio Massa, de UP, y Patricia Bullrich, de JxC. No hay que ser muy sabio para leer entrelíneas.
Mestre hizo saber, por caso, que no está de acuerdo, con bajar la edad de imputabilidad de los menores, para combatir el crimen y la inseguridad.
“Esto se resuelve desde una perspectiva antropológica integral, con el Estado presente, y mecanismos democráticos”, puntualizó y direccionó la acción en los Hogares de Cristo, en los que tanto influencian Carrara y el padre “Pepe”. El mensaje final de Mestre, bajado por Francisco vía «Tucho» Fernández, es convertirse «en herramienta de paz».
«Allí – aseguró -, encontrarán nuestro voto: no es de cotillón. Está basado en la verdad, la justicia, el compromiso, la libertad de conciencia…y en una Patria mucho más fraterna».
Humanidad 
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