Filosofía Sociedad

Cómo no llevar el mal carácter a todos lados, ni caer en depresiones

Las redes sociales sirven para degradar, pero también para difundir pensamientos profundos. Hay que saber elegir. Aquí, algunos comentarios sobre "La salvación de los rituales", del filósofo Byung Chul Han.

En su libro “La Salvación de los Rituales”, Byung Chul Han realiza un maravilloso y elocuente elogio a lo que el llama “El Tiempo de la Fiesta”. Este tiempo «sagrado» se instaura como la contraparte ontológica del «Tiempo del trabajo». En este sentido, el trabajo intensificado, aduce Han, es una profanación del tiempo.

La fiesta es una instancia de «congregación» o reunión. En ella, los hombres se despiden de su interioridad, es decir, sus anhelos, preocupaciones cotidianas, interpretaciones subjetivas de la vida . Esta «congregación» se revela como expiación de la vida. La fiesta «trasciende» a los hombres. Es una «conclusión» del trabajo y la rutina. Supone un acontecimiento sagrado.

“El tiempo de la fiesta no es un periodo de distensión o distracción. La fiesta es ella misma una forma de terminación. Hace que comience un tiempo totalmente distinto […] La terminación del trabajo, como víspera de la fiesta, anuncia un tiempo sagrado “ ( Byung Chul, 2016 pág. 14, 15)

En el tiempo rutinario, la vida se vincula con el trabajo y la supervivencia. La vida se vuelve supervivencia . Esto es «la mera vida». En la supervivencia económica la vida se convierte en trabajo absoluto. El espacio ritual no halla sitio en una vida gobernada, en su totalidad, por el trabajo.

“Cada vez merman mas aquellos espacios rituales en los que serían posibles desenfrenos lúdicos y festivos, es decir, espacios del exceso y la extravagancia que se desmarquen de la cotidianidad profana” ( Byung Chul, 2020 pág. 20).

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La vida en el contexto ritual se reviste de cierto «exceso» «transgresión» «extravagancia». En esto, apunta Han: “La vida se refiere a si misma”. Los festividad ritual satisface la vida con una dicha a la cual el trabajo no tiene acceso. En esta dicha, el individuo saborea de una forma sublime el maravilloso estar vivo. La festividad ritual hace que la vida cobre sentido y merezca la pena. Ahí la vida es un goce intenso.

En la pluma de Han:

“En la fiesta como juego la vida se representa a si misma. Tiene un peculiar carácter de excedencia. Es la expresión de una vida rebosante que no aspira a ningún objetivo. En eso consiste su intensidad. Es la forma intensiva de la vida. En la fiesta la vida se refiere a si misma, en lugar de subordinarse a una finalidad externa“ ( Byung Chul, 2020 pág. 32).

Si este tiempo de festividad y congregación ritual desaparece, la vida humana se degrada en el trabajo, esto no es otra cosa que una profanación total de la vida, que, en función del exceso de trabajo y rendimiento, se despide de toda «trascendencia» y «exceso» también de instancias «estabilizadoras» como la serenidad y la demora.

La época actual da testimonio de un debilitamiento de la “vida ritual”, de ese modo, la vida no encuentra “conclusión del tiempo ordinario y se perpetúa en el trabajo». El tiempo de trabajo, a diferencia del tiempo ritual, no esta definido por el «goce» o el «exceso».

“Los rituales y las ceremonias son actos genuinamente humanos que hacen que la vida resulte mágica y festiva. Su desaparición degrada y profana la vida reduciéndola a mero trabajo“ ( Byung Chul, 2020 pág. 21- 23).

La Sociedad del Cansancio, en donde se absolutizan figuras como el trabajo, el rendimiento y la producción, es una sociedad que se ha quedado desprovista de rituales y/o congregaciones con los otros. Sus sujetos estan solos y aislados, privados de la “fiesta” y de cualquier “resonancia colectiva”. Por eso llevan su mal carácter a todos lados y caen en depresiones.

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