Fue uno de los pocos integrantes de Titanes en el Ring que usó su nombre real. A Martín Karadagián le gustó como sonaba, aunque decidió bendecirlo con un título de honor. Así nació, a comienzos de los años 60, “Il commendatore Benito Durante”, recordó hoy la periodista Constanza Bengoechea, en La Nación.
Fue un personaje magnético. Creó su propia toma, demoledora, a la que bautizó “la quebradora”. Cuando se retiró del show, su vida dio un giro de 180 grados. Dejó de lado su apariencia ruda y se mudó con su familia a Valeria del Mar (después de 1966), cuando en la zona no había nada, y fundó el primer parador y restaurante del lugar.
Rememoró Solange Durante, su hija: “Era petiso pero muy ancho de espalda y tenía las manos las manos gigantes. Por las peleas tuvieron que operarlo de la cadera, tenía el tabique nasal roto… pero a él le gustaba ser el centro de atención, que lo reconozcan”.
Humanidad reproduce una parte de la nota, cuyo link es: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/de-la-lucha-a-la-cocina-peleo-en-titanes-en-el-ring-invento-la-quebradora-y-abrio-un-restaurante-que-nid18122023/

A comienzos de los 60, en viaje con los Titanes, Benito Durante conoció Valeria del Mar. La localidad balnearia todavía no existía formalmente. Lo primero que vino a su mente fueron las añoradas playas de Sorrento. “Papá vio el lugar y dijo ‘es acá’. Pero no había nada, solo había arena, la única forma de llegar al mar era a caballo – explicó Solange -. Lo primero que hizo fue armar una casilla de madera en la playa, donde se instalaba cada verano. Ahí vendía lo que él mismo pescaba y cocinaba. En La Plata, porque el partido de Pinamar aún no existía, lo autorizaron a permanecer en el lugar para fomentar el turismo. Estuvo varios años así, de manera precaria. La gente que lo conoció en los primeros tiempos me cuenta que en esa época no había teléfono y lo usaban a mi papá de correo, él siempre estaba dispuesto a dar una mano”.
Benito Durante repartía su vida entre el parador de Valeria del Mar y las peleas con Titanes en el Ring. De gira con Karadagián conoció a Liria Arturo, hija de “italianos de Calabria” y médica obstetra del Hospital Doctor Pedro Fiorito de Avellaneda. Se casaron en 1970 y tuvieron tres hijos. “Un día mamá acompañó a mi tía a ver a un luchador que le gustaba y mi papá, apenas la vio se enamoró y la empezó a perseguir. Pero ellos eran el día y la noche, se llevaban 10 años de diferencia, mamá era muy reservada, tenía un carácter particular, y a papá le gustaba la joda, viajar, sociabilizar… Ella era médica y mi papá apenas había terminado el primario. Creo que el punto en común era Italia”, describió Solange.
Benito llevó a Liria a conocer Valeria del Mar, su lugar en el mundo. “En la zona había poca gente viviendo. Como no había ningún hospital cerca, cuando mamá empezó a venir al parador hacía de enfermera, tomaba la presión a los vecinos y les hacía nebulizaciones”, contó Solange. Cuando la zona balnearia creció, Benito Durante obtuvo formalmente la licitación para explotar el parador por 15 años.
-¿Cuándo se mudaron definitivamente a Valeria del Mar?
-En 1966 mi papá hizo las últimas peleas en Titanes y tomaron la decisión de radicarse en Valeria. Mamá comenzó a trabajar como docente en la Escuela N° 4, una escuelita rural y después fue directora. Papá fue el dueño del primer restaurante de Valeria del Mar “Il Commendatore”.
Una de las primeras edificaciones de la zona fue el restaurante de Benito Durante porque la cocina era otra pasión del luchador. “Le gustaba todo bastante condimentado, le encantaban los tallarines con pesto, con mucho ajo, y los mariscos. A mí me dicen ‘dedos de amianto’, porque agarro la freidora directamente con la mano, pero te acostumbrás… y mi papá era igual, no se quemaba. Tenía mucha fuerza.
-Imagino que los Titanes eran clientes frecuentes del lugar.
-Sí, era común verlos todas las temporadas. José Luis el español y Rubén Peucelle siempre venían.
-Otra de las familias pioneras de Valeria de Mar fue la del Indio Solari.
-En esa época el Indio era un hippie medio loco, y papá tenía que sacarlo del balneario a los chumbos porque iba con los amigos, bajaban las carpas y hacían fogones.
En una entrevista, el fundador del grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota recordó con cariño al luchador televisivo. “Era un personaje maravilloso y en su restaurante siempre te cruzabas a los luchadores de Titanes, me acuerdo de jugar al vóley con Rubén “El Ancho” Peucelle. Como ayudaba a Benito a hacer las cuentas para pagarle a los empleados, entraba seguido a la cocina. Un día me sorprendió verlo dar vuelta con la mano unos calamaretis que estaba cocinando… ¡tocaba el el aceite hirviendo! Recuerdo una vez que yo estaba engripado y él me dijo que me iba a dar un remedio que me iba a curar: fernet caliente con una hoja de laurel… ¡Transpiré hasta la primera mamadera!”, dijo.
-¿Alguna vez tu padre pensó cerrar el restaurante?
–Él se deprimió mucho cuando perdimos el balneario, que era una licitación pública. Hubo tres ofertas, entre ellas la de mi padre, que tenía mayor puntaje por antigüedad. ¡Llevaba 40 años ahí! En resumidas cuentas, rechazaron su oferta porque él no quiso pagar una coima. Yo era chica pero me acuerdo que le dijeron “Tano, esto no es para mí, es algo que tengo que repartir en La Plata”. Pero mi papá no lo hizo. “Yo me gané el derecho estar ahí”, decía. Y tenía razón. Así que de la playa tuvo que mudar el restaurante a un terreno sobre la calle Jorge y la Costanera, a un lado del Edificio Valeria.
En 2005, Durante había planeado viajar a Italia con su hija menor. Quería visitar a sus hermanos que habían quedado allá, pero un diagnostico inesperado lo obligó a cambiar sus planes. “Le detectaron una mancha en el pulmón y lo operaron. La operación salió bien, pero se complicó con una infección intrahospitalaria. Además, el año anterior había fallecido mamá. A pesar de las diferencias, ellos eran muy unidos y papá decía ‘no tengo con quién pelear’. Pensé entonces: ‘no va a aguantar sin ella’. Y así fue, al año siguiente, en agosto 2005, él murió”, precisó Solange.
Solange Durante, la hija de “Il Commendatore”, es la encargada hoy de administrar el restaurante. Aunque vive en Uruguay, todos los veranos se instala en Valeria del Mar para continuar con el legado de su padre. “Tenemos una tradición: cada vez que alguien pide una copa Don Benito, un postre que él inventó, que tiene ensalada de frutas, crema, helado, dulce de leche y obleas, suena su canción, ‘La quebradora’, una especie de tarantela, y todos se ponen a bailar. Creo que es la mejor manera de homenajearlo, con alegría, como era él”.


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