Una decena de recomendaciones para la rehabilitación de consumidores de drogas, en especial la marihuana y la cocaína, que proliferan «en un contexto de des-familiarizaciòn y desescolarización que, en la Argentina, se han tornado evidentes», suministró el director de la clínica Gradiva, Juan Yaría.
Entre los elementos clave, mencionó: reconocer la adicción y aceptar la enfermedad; comprometerse con la recuperación; eliminar los incentivos para el uso de estupefacientes; promover comportamientos sin drogas como respuesta a las recompensas biológicas y para regenerar el control (ejecutivo) sobre la búsqueda de sustancias, entre ellos talleres de artes, grupos interactivos de recuperación y psicoterapias.
Propuso, además: fomentar permanentemente la abstinencia reentrenando el cerebro y la mente proveyendo una estructura y rituales de una vida más sana (aquí se incluue dormir, descansar, actividades físicas y salidas comunitarias; ofrecer sugerencias para una nueva manera manera de desenvolverse y comportarse y al mismo tiempo trabajar las emociones negativas; proveer un mapa de vida sobrio con pasos precisos; y tener a mano siempre “recordatorio” de los cambios de conducta necesarios y un reforzamiento de los mismos.
Recomendó, a la vez, que los terapeutas estén disponibles: la intimidad del vínculo con el paciente debe superar el «flash» que ocasiona la ingesta. En tal sentido, señaló que maestros en la materia recomiendan que el encuentro con el consumidor «debe supetrar en intensidad emocional al encuentro con la tan ansiada y, a la vez, mortífera cocaína».
Finalmente, aseguró que no hay salida imposible si el padeciente no logra establecer un sentido a su vida, en donde la motivación logre cimentar una vocación, un proyecto y una misión: sea un hijo, reestablecer una vida familiar, perdonarse, un trabajo o un oficio en el adolescente o terminar los estudios,
Parafraseó a Ortega y Gasset, en una ardua labor para sí mismo y terceros: “Solo nos salvamos con las cosas y nuestro salvavidas es la cultura”.


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