“Muchachos, por favor, no se aumenten los sueldos”, exclamó el arzobispo porteño, Jorge Ignacio García Cuerva, metiéndose de lleno en el escándalo de los aumentos de sueldos en los cargos del gobierno nacional (incluyendo la empresa estatal-privada YPF) como en el Senado nacional, informó el periodista especializado en temas religiosos Lucas Schaerer.
La advertencia de García Cuerva, fue hecha durante la homilía tras la multitudinaria procesión de devotos de San Expedito, el viernes en la Catedral Metropolitana.
García Cuerva dijo textualmente en medio de aplausos: «Le venimos a decir a San Expedito agárranos fuerte. Estamos en tiempos muy complicados. No queremos perder la esperanza. Cada uno hace un esfuerzo gigante. Háganlo todos muchachos, por favor, no se aumenten los sueldos, hagámoslo todos”.
«Uno ve que cada uno le viene poniendo el lomo: «los abuelos eligen a veces comer algo menos para pagarse el remedio, los papás con los útiles escolares, los que están buscando más laburo. ¡Dale – clamó –,hagámoslo todos, no queremos perder la esperanza, queremos sacar a nuestro país adelante, esa es la causa más justa y más urgente!”.
«Queremos una Argentina grande, una Argentina fraterna, una Argentina para todos, queremos todos vivir bien”, sentenció.
(NR: García Cuerva, así, se acopló, al estupor que causan en la gente común, los beneficios que se autoatribuye «la casta», sean de los gobiernos pasados, como el del presente. Un slogan de campaña que debería cumplirse en plenitud. Aplaudir a los empresarios que fugaron millones de dólares al exterior no los convierte en «héroes», como proclamó el presidente Javier Milei.


No solo se van a aumentar los sueldos todo lo que sea necesario sino que meten a sus familiares directos. Un asco profundo. Me llama mucho la atención el discurso que tienen todos «me metí en política para cambiar la realidad». Para cambiar SU realidad.