Milei escuchó la filípica de García Cuerva en la Catedral e ignoró a su jefe de gabinete

El primer paso de Javier Milei por el tradicional Tedeum del 25 de Mayo en la Catedral dejó varias perlitas, momentos curiosos e incluso una radiografía del poder expresada entre los abrazos con algunas figuras y la frialdad total con otras, según la crónica del diario Clarín.

Milei llegó poco después de las 9, acompañado de su gabinete. Entró a la Casa Rosada, tomó el bastón de mando y la banda presidencial y recorrió la cuadra que lo separaba de la catedral.

Su escolta personal fue la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien lo tomó por el brazo y lo acompañó hasta entrar a la iglesia. En esa primera fila se encontraban algunas de las principales espadas gubernamentales, como Martín Menem. Al llegar lo recibió Jorge Macri, jefe de Gobierno porteño.

Luego de la misa, Milei recorrió el camino de salida, donde se cruzó con distintas personas que lo fueron saludando, entre mayor y menor afecto. Una de ellas fue la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, con quien se estrechó en un largo abrazo.

El que fue completamente ignorado fue el cuestionado jefe de Gabinete Nicolás Posse, cuya salida se viene rumoreando en las últimas horas. Milei le pasó por al lado y no lo saludó. Ni siquiera lo miró.

Antes de salir de la iglesia, el libertario protagonizó un curioso momento. Fue cuando se topó con un asistente que le pidió una selfie. Con una velocidad para destacar, el presidente adoptó su ya tradicional pose con los pulgares en alto para complacer el pedido cholulo y seguir adelante.

En su mensaje, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, señaló entre otros conceptos: «Hay parálisis que no se pueden procrastinar, su postergación en nombre de un futuro prometedor generarían consecuencias nefastas por irreversibles en la vida de las personas y de la sociedad. Un precio muy alto a pagar que no nos podemos permitir, la malnutrición en la primera infancia, la falta de escolarización y accesibilidad a los servicios de salud, los ancianos y jubilados incapaces de sostenerse diariamente con un mínimo de dignidad, son algunos de esos ejemplos impostergables».