Salud Pública Sociedad

Un pasamanos para escapar de las adicciones problemáticas

En primera persona, un joven "egresado" de un centro asistencial contó como fue su rehabilitación y el aporte que hace para ayudar a otros a salir de la oscuridad. Sergio Elguezábal se hizo eco del testimonio.

Por Sergio Elguezábal

Voy a un sitio de recuperación donde las personas llegan para salir de consumos problemáticos. Es un trabajo integral que hacen los afectados junto con sus familias. En realidad, cuando hay consumo problemático, todos resultamos afectados: la familia, los amigos, la sociedad en general. Pero el núcleo primario, el más cercano, tiene tanto que reparar como ese que llega roto a un centro asistencial. Me siento en un costado a escuchar a 3 de los chicos que “egresan”, es decir, dejan el tratamiento intensivo de toda la semana y salen a la calle para reinsertarse en los estudios, los trabajos o las diferentes ocupaciones.

Camilo se planta de frente a los 60 o 70 que escuchamos. Mirada límpida, dulce, cargada de futuro. Les comparto dos tramos de pura humanidad:

“Ya no siento la necesidad de autodestruirme ni de sentirme especial, dejé de decir mundo cuando quiero decir mi vida, porque entendí que mi vida puedo cambiarla, pero cambiar al mundo es más difícil, además, no depende de mí. Me levanto ante el primero, el segundo y hasta el tercer tropiezo, y eso gracias a que empecé a decirme más seguido que me quiero. A la gente que quiero se lo digo para que no tenga que suponerlo, dejé de ser la persona sombría en la que me había convertido. Descubrí que ayudar a otras personas, o al menos intentarlo, es algo que me gustaría seguir haciendo, y eso le da más sentido a mi elección de estudiar psicología. Y si estoy conforme con quien soy es porque sé que me voy a levantar las mismas veces que me caiga, y sé que cada vez que me caiga me voy a levantar más fuerte. Porque es para adelante pero no es lineal, sentir que volvés al inicio e inmediatamente darte cuenta de que no volvés igual, porque cambiar es volver a empezar de manera distinta, y la diferencia es justamente ese registro”.

Le digo al que recién llega (al que empieza su tratamiento por consumo de drogas legales e ilegales, por adicciones a los jueguitos, a las compras o a las apuestas online): No pienses ni por un segundo más que no vas a poder, porque si yo pude, vos también. Vas a poder disfrutar de una simple charla y de unos mates en el parque, vas a poder estrujar toda esa angustia que alguna vez instaló su hogar con forma de nudo en tu garganta, vas a poder cambiar costumbres por confianza con quienes querés y te quieren. Vas a poder contra las frustraciones y las trabas que te pongan, porque vas a estar más fuerte para aceptarlas y afrontarlas, vas a poder hacer nuevos amigos y te va a poner tan contento tenerlos que no te vas a ir a refugiar nunca más en la soledad. Le vas a agradecer a papá por haberte cargado en los hombros y traerte hasta este pasamanos cuando el mundo se volvió demasiado hostil. Vas a poder, vamos a poder”.

La vida (no el mundo) se va a arreglar así, con esta mirada amorosa del Nosotros. ´No se sale si no es con amor´, dice el chico que nos ilumina. Está acompañado de su familia primaria: mamá, papá, hermanos. Y su empatía y convicción hizo que todas las personas que estábamos ahí nos sintiéramos parte de un grupo común. Esta es la verdadera revolución, la revolución del Camilo.

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