Este film es una obra de arte, basada en otra obra talentosa, que es la magnífica novela homónima, la única escrita por Giuseppe Tomasi de Lampedusa, aristócrata siciliano. Se inspiró para escribirla en la vida de su bisabuelo, Giulio Fabrizio Tomasi de Lampedusa, astrónomo de renombre.
En el guión tomaron parte cinco escritores, Suso Cecchi D’Amico (“Ladrón De Bicicletas”), Pasquale Festa campanile (“Rocco y sus hermanos”), Enrico Medioli (“Erase una vez en América”), Massimo Franciosa (“Rocco y sus hermanos”) y el propio director, retratando con solidez y profundidad la decadencia de una clase social. Con el telón de fondo histórico de la ocupación garibaldina de Sicilia en 1860, el referéndum para la unión de los diferentes estados transalpinos en el Reino de Italia, hasta llegar a la victoria de Pallavicino contra Garibaldi en 1862, para asentar en el poder al Rey Víctor Manuel II.
El personaje del conde Salina tiene su contrapartida en Don Calogero, símbolo de la burguesía que quiere ocupar los lugares de poder que antes pertenecían a la nobleza. Y su sobrino Tancredi es uno de los jóvenes que buscan un cambio, aunque el Gatopardo aclara, en una frase que se hizo famosa desde el libro: “Se voglimo que tutto rimanga como é, bisogna que tutto cambie”. «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie»). Frase que dio origen a la idea del “gatopardismo”, muy evidente en la historia política de tantos países.
La puesta en escena es una verdadera maravilla, desde los bellísimos paisajes sicilianos, la ambientación, el vestuario…

Muchos críticos insisten en que cada escena de la película es como una obra pictórica. La belleza emana desde cada rincón, y esto se observa con creces en la magnífica escena del baile, que verdaderamente es como un cuadro. Todo esto embellecido por la música de Nino Rota. (autor, entre otras, de la música de El Padrino). Fueron muy destacadas las actuaciones de Burt Lancaster ( a pesar de haber sido doblado) y Claudia Cardinale.
En el estreno, las crítica fueron entusiastas, transcribimos algunas: “A riesgo de quedar como un imbécil – se animó Filippo Sacchi en Época -, quiero decirlo porque no puedo no hacerlo, porque lo siento: la película es superior al libro. Visconti ha logrado (…) traducir fielmente la novela en imágenes respetando todo, el fondo, los personajes, los hechos, los detalles, los diálogos, los gestos […), y al mismo tiempo depurándolos artísticamente de los defectos de un estilo condescendiente e inseguro”.
Afloran también las palabras más comprometedoras: obra maestra. “No nos maravillemos”, arriesga felizmente Biraghi en Il Messaggero, si en el futuro, en la lista de obras de Visconti, El gatopardo es definida como el espejo de su personalidad, su esfuerzo más revelador y significativo. En una palabra: su obra maestra”.
El espectáculo tiene para todos una fuerza abrumadora, para bien o mal. “Hay una plenitud – dijo entusiasta Frosali en La Nazione – que va más allá de lo esperado y exalta al ojo, suscitando al mismo tiempo la arcana vibración que nace de la contemplación de un mundo perdido”. Alfredo Todisco, en La Stampa, comparó la película con “una vitrina mágica en la que se suceden composiciones inspiradas en un refinadísimo sentido figurativo, cuadros tan detallados que se los puede apreciar por sí mismos, como si visitásemos una fastuosa galería”.
En pocas palabras, una de las grandes películas del siglo XX, que justifica que al cine se lo haya denominado “El Séptimo Arte”.
Premios: Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1963.
PELÍCULA: IL GATTOPARDO – ITALIA – 1963
DIRECTOR: LUCHINO VISCONTI
ELENCO: Burt Lancaster, Alain Delon, Claudia Cardinale, Paolo Stoppa.
Duración: 180 minutos
Música: Nino Rota


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