¿Cuánto tardará el exsenador Kueider en declararse «arrepentido» y colaborador de la justicia?

¿Cuánto tardará el exsenador Edgardo Kueider en evolucionar de borocoteado (NR: por su pase del peronismo entrerriano al mileísmo que sirvió para aprobar la Ley Bases) a arrepentido? Tal el planteo picante que hizo en su última columna política Ignacio Zuleta. La destitución, con más de los dos tercios de los miembros de un cuerpo donde el kirchnerismo aún se florea, lo liberó – según el periodista – de cualquier compromiso de silencio.

La expulsión, de la que participó Luis Juez, amigo del presidente que, como es de público conocimiento, está enemistado con la vice Victoria Villarruel, dio por tierra con la suspensión de la que se acordó tarde en reivindicar el líder del PRO, Mauricio Macri.

Si el castigo para Kueider, detenido en Paraguay, por haber pasado la frontera con más de 200 mil dólares, hubiese sido solo la suspensión, la situación no habría frustrado tanto a Javier Milei. ¿Por qué? 1- ahora la banca irá para la militante camporista Stefanía Cora; 2- El exsenador se queda sin barajas para negociar su rendición y queda a la intemperie frente a la justicia.

Zuleta enfatizó que la perspectiva de a comportarse como «arrepentido» o «colaborador», lo convierte en «el hombre bomba que puede animar la molicie del verano». Puso como antecedente la causa Cuadernos.

«Cuando el imputado tiene que defender su libertad y se ve arrinconado – señaló -, apela cualquier recurso».

Recordó, oportuno, que la figura del arrepentido se introdujo en el Código Penal por el Congreso, durante el mandato de Macri, en octubre de 2016. Y le calza como anillo al dedo. Es una figura que puede aplicarse en acusaciones relacionadas con delitos de corrupción: sobornos, dádivas, dar a fondos públicos un destino distinto al indicado, enriquecimiento ilícito, etc.