La cuestión es ganarle a Javier Milei. En este caso en las legislativas en la provincia de Buenos Aires. El mismo cometido existió en la presidencial 2019: el propósito – logrado -, fue impedir la reelección de Mauricio Macri, con una deriva no querida: con la entronización de Alberto Fernández se consumó el fracaso del Frente de Todos (FdT).
Ya el conjunto de gobernadores (donde no hay uno siquiera de La Libertad Avanza, aunque varios vienen siendo clave a la hora de facilitarle herramientas legales, a cambio del habitual toma y daca tipo “casta”), acordó: reclamar al ministro “Toto” Caputo, recursos federales que corresponden a las 23 provincias y CABA, ua que las obras públicas están paradas.
Hay alguna coincidencia: si Milei reina en la selva política argentina, es porque enfrente no tiene a “nadie” de fuste; más ahora, consumada la prisión de Cristina Kirchner. Es un hecho el balcón de San José 1111.
Licuado el PRO; evanescente el radicalismo; el fragmentado peronismo tiene premura por reconfigurar una alternativa urgente que tropieza con varias dificultades. Son muchas tribus, pero no amigas precisamente. No aparecen juntas en el horizonte. Es una tarea a concretar.
No hay peor astilla que la del mismo palo, recita el dicho. No parece ser tan así el caso del gobernador Axel Kicillof, quien antes de la sentencia de la Corte Suprema – cuando era un secreto a voces la condena -, aseguró que había resuelto con Cristina, conformar una mesa para dirimir la conformación de listas para el 7 de septiembre.
“Tiene que lograrse sin cepos y con los candidatos más competitivos”, dijo abarcador el exministro de Economía de Cristina, a la que sigue considerando “la jefa”, con un papel preponderante sobre el resto. Con bemoles: rodeado de críticos de La Cámpora, que conduce Máximo Kirchner, busca un proyecto unitario superador, que incluso traiga al redil a peronistas enojados. ¿Florencio Randazzo, por caso?
Algunas pistas más dio Axel, antes de la movida que hará en principio mañana:
–La prisión de Cristina – dijo – está inscripta en el clima de persecución y odio antidemocrático. Ella «es inocente».
-Responsabilizó de su situación más a Milei que a Mauricio Macri, quien no logró encarcelarla durante sus 4 años de gestión, aunque inició un proceso que hoy desembocó en el balcón de Monserrat.
-Señaló que ponerle un freno a Milei, entraña llamar a otros sectores (¿radicales como Fredi Storani y outsiders como Facundo Manes?), con los cuáles hay diferencias, pero con los que hay que hacer un gran esfuerzo electoral, para quebrar el espíritu derrotista instalado.
-Un misión es indispensable: movilizar a un electorado apático porque no entiende el objetivo del voto ni el dilema entre producción y empleo versus beneficios a sectores financieros y/o extractivistas. Esos votantes tampoco prestan demasiado atención al autoritarismo desembozado que va aflorando en las filas libertarias.
-Desde el punto de vista de las relaciones exteriores, atacó el abandonó de Milei de la causa Malvinas, el multilateralismo y la neutralidad en los conflictos mundiales.
-Los intendentes del territorio bonaerense – arma que blande contra Cristina -, están mayoritariamente de su lado. Sin embargo, no reprobarían que Máximo reemplace a Cristina en la boleta de la populosa tercera sección electoral.
-La monumental deuda externa – como era de esperarse, en sintonía con CFK -, deberá manejarse asignándole la cuota de culpa que tiene el Fondo Monetario Internacional, que apoyo como el Pato Donald a Milei por presión de Trump. “Así como está, es impagable”, recitó.
-Pidió – un mensaje dirigido a los camporistas -, desterrar del vocabulario motes como “fracturistas” y “traidores”.
Como están de talados los partidos, las elecciones desdobladas de medio término en la provincia de Buenos Aires, encuentra por ahora solo «matungos» en la espesura de la cancha. Hay mucho trabajo por hacer, en medio de tanto desempleo.


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