La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, moderó dichos del presidente Donald Trump, quien adelantó el domingo que su país importaría más carne de la Argentina para «bajar los precios en lo supermercados».
La funcionaria confirmó que habrá «novedades», aunque que la cantidad que se autorice «no será mucha». Además puso un reparo. Señaló que la Argentina enfrenta «un problema de aftosa», algo que contradice una declaración de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), que aseguró que el país sudamericano está libre de esa enfermedad.
En una entrevista con CNBC, Rollins fue consultada sobre las negociaciones de un nuevo acuerdo bilateral que incluiría la ampliación de la cuota de carne argentina que ingresa a EEUU sin arancel. Actualmente, el cupo es 200 mil toneladas con arancel cero, pero se evalúa elevarlo entre 60 mil y 70 mil toneladas, de las cuáles ele excedente pagaría un arancel del 10%.
La funcionaria explicó que el secretario de Salud, Robert Kennedy, impulsa una dieta nacional más rica en proteínas, y que eso «requiere aumentar la oferta de carne».
«El presidente – señaló – está en conversaciones con Argentina. Escucharemos más sobre eso en los próximos días, pero como parte de nuestras 12 millones de toneladas métricas de producción, no será mucho«, aclaró.
Sobre el controvertido tema de la aftosa (que seguramente merecerá una aclaración), indicó: «Es un desafío, pero estamos en ello. Vamos a asegurarnos de que nuestra industria ganadera esté protegida. Este es un mercado muy matizado y complejo, y queremos asegurar un buen futuro para nuestros productores».
Las asociaciones de productores de Estados Unidos reaccionaron con dureza ante la posibilidad de aumentar la importación de carne argentina.
Bill Bullard, director ejecutivo de R-CALF USA, el mayor grupo ganadero del país, sostuvo que «importar más carne es una solución de corto plazo que dañará a largo plazo a la industria nacional«.
«Instamos al presidente a proteger a los productores estadounidenses de importaciones que deprimen los precios. Si queremos reconstruir la cadena de suministro, no podemos depender del exterior», advirtió Bullard.
Rollins ya había mostrado reparos hacia la relación con Buenos Aires. En septiembre, se filtró un mensaje suyo dirigido al secretario del Tesoro, Scott Bessent, donde cuestionaba la ayuda financiera de EE.UU. a la Argentina, argumentando que perjudicaba a los productores agrícolas norteamericanos por la venta de soja argentina a China.
Ahora, sus declaraciones sobre la carne confirman que las tensiones comerciales y políticas entre ambos países persisten, incluso mientras avanza la negociación del nuevo acuerdo bilateral impulsado por Trump y Milei.


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