Por Silvia Maestrutti (Clarín)
Leonardo DiCaprio no es de dar muchas entrevistas, pero está muy entusiasmado con Una batalla tras otra, por eso le pone el cuerpo para promocionar su llegada al streaming. “Cuando recibí este guión por primera vez noté que tenía mucho en común con el mundo en el que vivimos ahora, con la polarización de diferentes ideologías y la sensación de que hay tanto extremismo. Me pareció genial la forma que tiene el director (Paul Thomas Anderson) de tocar un tema muy actual y hacerlo con humor, en tono de comedia”, dijo en una conferencia de prensa virtual.
Camisa negra manga larga abierta en el cuello, bigote y barba candado muy prolija, el Leonardo DiCaprio profesional que conocemos los periodistas, todo lo opuesto a su personaje en Una batalla tras otra, Bob Ferguson, “Rocket man”, el ex revolucionario tira bombas que tuvo que pasar a la clandestinidad hace 16 años y ahora vive fumado, paranoico, desaliñado, vestido con una robe de abuelo.
DiCaprio no te va a hacer reír en las notas, pero sí en esta película y Kate Winslet, su Rose en Titanic, acaba de decir que se siente feliz de saber que el público por fin va a descubrir que el actor es divertido y no se toma muy en serio.
Hay una escena en especial muy simpática donde tiene que llamar y dar una clave para que un ex miembro de su grupo radical “French 75” le diga adónde es el lugar de reunión en caso de escape y no se la puede acordar.
Se vuelve loco Bob ahora que su némesis, un coronel interpretado por Sean Penn, ha decidido venir a buscarlos a él y a su hija Willa, la que desde hace 16 años cuida solo desde que desapareció su madre, la radical “Perfidia Beverly Hills”.
Cinéfilo por vocación, DiCaprio dice haber visto muchas películas de los años ’70 como Todos los hombres del presidente, impregnadas de un mensaje político en formato drama.
“Paul hizo magistralmente, en mi opinión, una película que no impulsa una agenda política. Hay dos bandos claros, pero él contó la historia con el mensaje eterno de cuidar al prójimo y ayudarse mutuamente. Y creo que eso fue lo más poderoso junto con el humor. Invitó al espectador a sentir que formaba parte del viaje de estos seres humanos. Si tomás partido por un solo lado, alejás a una parte del público”.
DiCaprio tiene 51 años y 7 nominaciones al Oscar (ganó uno por Revenant. El Renacido) y recién ahora consiguió trabajar con el director que admira y que lo había invitado a protagonizar Boogie Nights justo cuando ya había arreglado con James Cameron para hacer Titanic.
Después de esta primera experiencia juntos, que bien puede darle su segundo Oscar, destaca la lealtad, la inclusividad y la humanidad de Anderson.
Con Benicio del Toro, el “sensei Carlos”, profesor de artes marciales de su hija que tiene escondidos a inmigrantes ilegales y lo ayudará a escapar, tampoco había trabajado antes, aunque lo respetaba mucho y recuerda que compartieron portadas en los ’90 como “actores revelación”. Entre elogios mutuos, el puertorriqueño destaca la generosidad de Leo en el set.
Leonardo se crio en Los Ángeles y su padre fue amigo de un activista de los ’60, Abbie Hoffman.
“Mirá, creciste rodeado de contracultura. Acercá a Bob lo más posible a casa y vamos a hacerlo de California, este tipo que es un ex revolucionario que está intentando adaptarse al mundo en el que vive”, así dice que lo ayudó el director a construir su personaje. Y entiende que fue la energía frenética de tener miedo a perder a su hija lo que terminó por lanzarlo a una persecución de autos épica al final de la película.
La premisa que le transmitió era la de cómo era ser padre en estos tiempos, la difícil tarea de ser un buen modelo a seguir para tus hijos. “Y en definitiva cómo van a heredar un mundo que nosotros jodimos”.


0 comments on “DiCaprio y una «herencia jodida» para hijos y nietos”