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Las vacaciones, una buena ocasión para reflexionar, descansar y darnos un abrazo

Diciembre, enero y febrero, son los meses más requeridos por las familias argentinas que deciden tomarse unas vacaciones para escaparse de su ciudad explotada de cemento y bocinazos o del barrio en el que pasan gran parte del año trabajando y estudiando, entre otras obligaciones.

Este espacio recreativo, que puede llegar a ser desde una semana hasta un mes, es hoy visto como un derecho innegable para cualquier ciudadano que cumple con las responsabilidades y semanas que le exige la sociedad y su misma familia. Que hay que llevar a los chicos al médico, que hay que ir a visitar a los padres, que hay que ir al cumpleaños de aquel tío lejano, que hay que ver como ciudadano responsable la cadena nacional antes de la telenovela -cosa que sucedía hasta hace un año atrás-, que hay que levantarnos temprano cinco días a la semana para cumplir con el trabajo más aburrido y denso del mundo, que hay que ir a escuchar a ese profesor que no se le tiende ni un cuarto de lo que dice y cualquier otra actividad que se les pueda ocurrir para decir que tenemos una vida agitada.

Esto, en realidad, depende mucho de la persona, ya que el nivel de estrés de un porteño o porteña no es el mismo que el de alguien que vive en una zona rural. Depende de cómo quiera uno tomarse la vida. Si tenes el trabajo más aburrido, ¿por qué seguís estando ahí? Porque no te queda otra y tú deber es alimentar a la familia y mantenerla. Sin embargo, hay muchos que disfrutan lo que hacen y se cansan de todas maneras. Esto es porque el humano se ha acostumbrado al placer, al descanso, a la felicidad.

Mirando siglos atrás nos podemos encontrar con un mundo donde había esclavos, los cuales eran explotados a toda hora y está de más decir que no tenían vacaciones. Por esto es que tenemos que sentarnos a reflexionar y decir: no importa a dónde me fui o me voy a ir este verano, no importa si es un hotel cinco estrellas o no, no importa si queda a 30 cuadras de la playa, lo importante es que estamos en un momento en que gracias al decreto número 1.440, en 1945, la Secretaría de Trabajo y Previsión, a cargo del General Juan Domingo Perón, se empezaron a implementar las vacaciones pagas en la República Argentina.
Si no pudiste irte este año de vacaciones a la costa o a cualquier lugar porque no te alcanzó la plata o cualquier otra razón, preocúpate y pregúntate por qué sucedió eso, para seguir reflexionando sobre la actualidad. Pero disfrutá, salí al parque, andá en bicicleta, cómprate un helado y date un respiro. Un tiempo, que puede llegar a ser un minuto, aunque eso ya es bastante. Treinta segundos son suficientes para empezar a repensarnos lo que estamos haciendo en este planeta, qué rol cumplimos, ante quién nos subordinamos todos los días y si en verdad queremos seguir dejando nuestras energías en cosas negativas, las cuales pueden ser una mala pareja, un mal trabajo, una mala calidad de vida, una mala conciencia social. Porque necesitamos informarnos sobre todo lo que sucede dentro de la humanidad. También en sus alrededores, pero eso ya es mucho más complejo.
Pensemos, quizá sentados en la playa, o sentados en un banco del parque más cercano que tengamos y preguntemos a nosotros mismos cuál es el valor que le damos a lo que hacemos. Veamos si realmente disfrutamos de levantarnos cada día en este mundo tan alocado, tan caótico, tan desastroso, tan violento, tan contaminante, y disfrutemos de lo que nos rodea a nosotros. Veamos con ojos distintos a nuestros hermanos, a nuestros amigos, a nuestra madre, a nuestra pareja y demos fuertes abrazos para seguir adelante. Date un abrazo a vos mismo si no tenes a quien más darle. Hacernos ver en este mundo es una de las cosas que hacemos constantemente. Usamos medios de transporte públicos y personales, vamos a espacios públicos, vamos a espacios privados, nos relacionamos con la gente, nos hacemos un Facebook, twitteamos lo que pensamos y hacemos que nuestro mundo se mantenga activo y feliz, a pesar de las injusticias que emergen en este planeta. ¿Qué podemos hacer ante la muerte de niños y niñas que en países del Medio Oriente no pueden tener una educación de calidad? ¿Qué hacemos para que la gente joven y mayor consiga empleo en este país? Pensemos en ellos, no nos olvidemos de que siempre, con esfuerzo, podemos estar mejor, y quizá el otro también, tendiéndole la mano mano.
Por eso, desde Humanidad NyR te deseamos felices vacaciones, pases como las pases, seas estudiante, trabajador, desempleado, egresado, jubilado o demás. Tomemos este tiempo, para reflexionar.

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Escritor y estudiante. Fundó Humanidad el 2016 a sus 15 años de edad.