En su discurso ante el Congreso de la Nación el 1° de mayo de 1974, donde asumía su tercera presidencia, Juan Domingo Perón presentaba el modelo argentino para el proyecto nacional.

“Agentes del desorden son los que pretenden impedir la consolidación de un orden impuesto por la revolución en paz que propugnamos y aceptamos la mayoría de los argentinos”.
“Agentes del caos son los que tratan, inútilmente, de fomentar la violencia como alternativa a nuestro irrevocable propósito de alcanzar en paz el desarrollo propio y la integración latinoamericana, únicas metas para evitar que el año 2000 nos encuentre sometidos a cualquier imperialismo”, sostenía el Presidente Perón.
Finalmente, lo que se encontraron niños y adultos en la Argentina del 2000, no fueron a los montoneros subversivos. No fueron los guerrilleros, las “fuerzas del desorden”, sino que fue un país asumido por el caos gubernamental. La crisis financiera y social instalada por los gobiernos de Carlos Menem y Fernando De la Rúa. Personajes que claramente no se encontraban en la guerrilla, sino que formaban parte de aquel círculo de poder, subordinado a los intereses imperialistas, de los cuales se oponía férreamente el líder justicialista.

“Superaremos también esta violencia, sea cual fuere su origen. Superaremos la subversión. Aislaremos a los violentos y a los inadaptados”, proclamaba Perón ante los parlamentarios.
Sin duda, ésta figura política se encontraba en un escenario diferente a la que estaba en su primer gobierno, junto a Evita. El creador del peronismo fue una personalidad notablemente prohibida, proscripta y exiliada en la época de la dictadura. En 1955, la llamada “Revolución Libertadora”, causó una sublevación militar que derrocó a Juan Domingo Perón. A partir de allí comenzaría el desastre social. jóvenes ingresando a la lucha armada, pensando que esto era lo más justo. Militares despareciendo estudiantes secundarios por tener ideales y reivindicaciones.
Perón, ya para la vuelta del 74, se encontraba rodeado de los amigos de sus enemigos. ¿Tan ciego fue que no pudo ver la nueva dictadura del 76 que estaba por venir? ¿No pudo lograr dejar de criticar a sus fieles seguidores armados, que claras atrocidades estaban haciendo al igual que los militares lo harían en la dictadura, para profundizar el proyecto nacional y generar la paz?
Al gobierno de Perón no le quedó otra opción que terminar entregándose al poder militar para luego desatar el genocidio que se dio con Videla, Presidente de facto.
Llamamos a reflexionar sobre este gran movimiento, que grandes falencias y aciertos tuvo, para pensar en un nuevo peronismo que atraiga y sienta las necesidades de la gente como algo
propio para beneficiar a todo el pueblo trabajador
En su discurso ante el Congreso de la Nación el 1° de mayo de 1974, donde asumía su tercera presidencia, Juan Domingo Perón presentaba el modelo argentino para el proyecto nacional.
“Agentes del desorden son los que pretenden impedir la consolidación de un orden impuesto por la revolución en paz que propugnamos y aceptamos la mayoría de los argentinos”.
“Agentes del caos son los que tratan, inútilmente, de fomentar la violencia como alternativa a nuestro irrevocable propósito de alcanzar en paz el desarrollo propio y la integración latinoamericana, únicas metas para evitar que el año 2000 nos encuentre sometidos a cualquier imperialismo”, sostenía el Presidente Perón.
Finalmente, lo que se encontraron niños y adultos en la Argentina del 2000, no fueron a los montoneros subversivos. No fueron los guerrilleros, las “fuerzas del desorden”, sino que fue un país asumido por el caos gubernamental. La crisis financiera y social instalada por los gobiernos de Carlos Menem y Fernando De la Rúa. Personajes que claramente no se encontraban en la guerrilla, sino que formaban parte de aquel círculo de poder, subordinado a los intereses imperialistas, de los cuales se oponía férreamente el líder justicialista.
“Superaremos también esta violencia, sea cual fuere su origen. Superaremos la subversión. Aislaremos a los violentos y a los inadaptados”, proclamaba Perón ante los parlamentarios.
Sin duda, ésta figura política se encontraba en un escenario diferente a la que estaba en su primer gobierno, junto a Evita. El creador del peronismo fue una personalidad notablemente prohibida, proscripta y exiliada en la época de la dictadura. En 1955, la llamada “Revolución Libertadora”, causó una sublevación militar que derrocó a Juan Domingo Perón. A partir de allí comenzaría el desastre social. jóvenes ingresando a la lucha armada, pensando que esto era lo más justo. Militares despareciendo estudiantes secundarios por tener ideales y reivindicaciones.
Perón, ya para la vuelta del 74, se encontraba rodeado de los amigos de sus enemigos. ¿Tan ciego fue que no pudo ver la nueva dictadura del 76 que estaba por venir? ¿No pudo lograr dejar de criticar a sus fieles seguidores armados, que claras atrocidades estaban haciendo al igual que los militares lo harían en la dictadura, para profundizar el proyecto nacional y generar la paz?
Al gobierno de Perón no le quedó otra opción que terminar entregándose al poder militar para luego desatar el genocidio que se dio con Videla, Presidente de facto.
Llamamos a reflexionar sobre este gran movimiento, que grandes falencias y aciertos tuvo, para pensar en un nuevo peronismo que atraiga y sienta las necesidades de la gente como algo
propio para beneficiar a todo el pueblo trabajador
DALO A CONOCER