Política

Sin lugar para los «manes»

La rosca da para todo. Nadie cede nada y se buscan extrapartidarios para encabezar listas en una elección que cada día se polariza más.

Para gobernar, primero hay que ganar, sentenció ayer uno de los promotores de la unidad por consenso, después de correr por una tercera vía, en contra del macrismo y el kirchnerismo. Se trata del actual diputado Martín Lousteau, quien tiró la toalla y se corrió del «medio progre», para ser el primer candidato a senador de Juntos por el Cambio (la recreación de centro derecha de Mauricio Macri con Miguel Pichetto). En paralelo, Sergio Massa, quien había renegado con palabras y hechos de su pasado K, conducirá el tren como primer candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, para el Frente de Todos, una creación que lleva de pilotos a dos Fernández, Alberto y Cristina. En uno de los primeros vagones, viajará Máximo Kirchner, el hijo del fallecido ex Presidente, al que alguna vez calificó en una comida diplomática, siendo jefe de gabinete, de «ser tan sólo un perverso».

Distinto, pero igual. En días de «rosca«, lo que menos importa es el presente y el devenir de la Argentina. Los que pierden, son personas que, nada menos, bregan por alimentar a los niños, estimular su inteligencia, invertir en ciencia y educación y «cerrar la grieta que nos hace cada día más brutos».

El caso emblemático es el del neurólogo Facundo Manes, quien después de haber coqueteado con María Eugenia Vidal, Alberto F, «Guga» Lousteau y Roberto Lavagna, entre otros, terminó sucumbiendo ante proyectos presidencialistas. Aventuró por ello un «futuro difícil» para el país, porque no hay decisión de la clase dirigente de encarar «un sueño colectivo», con honestidad, inteligencia emocional y social, amor y conocimiento.

«El destino no es un regalo, hay que conquistarlo», dijo desilusionado Manes parafraseando al senador norteamericano «Bobby» Kennedy, asesinado en 1968 en la ciudad de Los Ángeles.

Un breve testeo de Humanidad en la ciudad de Buenos Aires y localidades bonaaerenses, le permitió constatar, los cientos de empujones y la falta de escrúpulos para ocupar lugares en cargos expectables.

En CABA, tomó nota del descontento por la «designación a dedo» del presidente de San Lorenzo, Matías Lammens, como candidato a jefe de gobierno de Alberto y Cristina, dejando de lado todo el trabajo militante y gremial. El kirchnerismo duro no aprobaba a Lammens ni a Massa, pero los terminó aceptando al considerarlos una herramienta necesaria para propinarle lo que considera «una derrota segura» al macrismo.

Nadie lo dirá en voz alta. Pero en la capital federal, no se duda del poderío de Horacio Rodríguez Larreta, quien habría convencido a Lousteau de sumarse, a cambio de la la utopía, de ayudarlo a ser jefe de gobierno en 2023, mientras él se lanza a la carrera presidencial. El peronismo se conformó con colocar a Mariano Recalde como primer candidato a senador y ocupará otros sitiales concretos. Debe salir segundo, con 23/27 puntos y postergar a Matías Tambolini, el economista que llevará la bandera de Lavagna, y a otras fuerzas menores.

Ya lo dijo el armador peronista Pichetto: jóvenes como Massa, Lousteau, Juan Manuel Urtubey, y otros que aparezcan, tienen tiempo para esperar su turno en 2023. Se cumplió su pronóstico.

Destruido el bipartidismo (según puntualizó ayer en una entrevista con Humanidad el senador del MPN Guillermo Pereyra), al peronismo porteño solo le queda esperar que se termine la intervención virtual al PJ porteño, controlado por Víctor Santa María, Juan Carlos Olmos y Andrés Rodríguez, de UPCN, y avalado judicialmente por María Servini de Cubría.

Ejemplos similares podrían citarse a montones en la provincia, donde está muy activo el duhaldismo para colaborar con Lavagna. De hecho, quiere sostener al intendente de Tigre, Julio Zamora, quien pretende ser desplazado por Malena Galmarini, la esposa de Massa. Alberto Fernández, se esfuerza para conciliar lo que está atado con alfileres.

La politiquería y unas PASO que sirven más para despilfarrar dinero que para ordenar con reglas pre establecidas a los sectores en pugna, le ganan al discurso de progreso con inclusión social. Es el que pregona Manes (especie de Dios o alma benévola para los romanos) en un país que es un vergel convertido en desierto, por obra y gracia de los argentinos.

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Periodista. Trabajó en Crónica, NA, DyN, Clarín, Televisión Pública, Canal 13, La Nación y en el diario Río Negro. Becado por la Universidad de Harvard, asistió a cursos de perfeccionamiento en Boston, Estados Unidos. Además estudió en Alemania y Francia.

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