«La pobreza crece por la desigualdad y la riqueza es insultante»

Para el sociólogo Javier Auyero, «la implosión estructural» en la Argentina se produjo a mediados de la década del ‘ 60, con el achique de la clase media, llegándose a la penosa realidad actual «donde ha crecido la pobreza en función de la desigualdad, al mismo tiempo que resulta insultante el crecimiento de la riqueza».

Hijo del fallecido dirigente demócrata cristiano Carlos Auyero, el cientista sorprendió con sus declaraciones en el programa Odisea. Consultado por Carlos Pagni, no defendió directamente al clientelismo, pero lo definió como algo complejo, vinculado con «el Estado, a través de relaciones clandestinas e ilícitas entre la política y la criminalidad».

Pidió Auyero «no cometer el error»de reducir al «clientelismo» o «el piqueterismo» a un solo hecho. Se da, según él, en un contexto de «informalidad, formalidad, altísimos niveles de productividad, autoexplotación y explotación».

Al hablar en particular de «los punteros», dijo que éstos en zonas del conurbano «tratan de resolver problemas de subsistencias o marginalidad, ofreciendo algo a cambio de apoyar o votar a alguna persona». Aclaró de inmediato no hay evidencias del impacto cuantitativo de esa intención. Esos «punteros» – añadió – están activos dentro de estructuras que mantienen una red de fiscales que favorece a los partidos.

En réplica a una pregunta, Auyero dijo que la pobreza no es generada por corrientes «populistas», sino por «sistemas tributarios y de extracción desiguales de la economía». Reconoció que hay «beneficiarios» en los barrios, pero subrayó que «no son la causa de la marginalidad». Y refirió que durante los procesos donde hay comicios, tanto en la Argentina, como en Colombia, México y Perú, los sectores populares acceden a la vivienda «ocupando» terrenos con «tolerancia» política, dado que de esa forma «se redistribuye y reeditúa» electoralmente.

«Hoy no hay un Estado ausente, pues participa desde la clandestinidad en el tema de la droga. Decir que el Estado está ausente – sostuvo – es falso, ya que hay centros de integración, comedores, una policía punitiva. Es decir, un Estado presente asociado clandestinamente con transas y traficantes. Y esto lo digo basado en causas judiciales y escuchas telefónicas, como lo probó Marcelo Saín».

Auyero dijo que «el Estado regula el mercado ilícito de drogas, a través del apriete y el arreglo». Puntualmente, denunció a «un sector de las fuerzas de seguridad» (aclaró que en conjunto no son una mafia) que participa de ese negocio ilegal.

Residente en Texas, Estados Unidos, Auyero habló del sufrimiento de los familiares de los adictos y reiteró que «hay un cinismo legal y generalizado porque todo el mundo sabe en el Estado quienes están arreglados con los traficantes».

Al hablar de algunas zonas del conurbano bonaerense y de Rosario, señaló que «los conflictos ilícitos se resuelven a los tiros, y esas balas son de la propia policía….otra razón para afirmar que el Estado participa del mercadeo interior de la droga».

Al fundamentar sus apreciaciones sobre el «puntero», indicó que éste «es un gran conocedor del terreno, un soguero, te puede ayudar o… (hace un lazo sobre su cuello como si fuera un ahorcamiento)».

No se plegó Auyero al discurso «contra los choripaneros o los planeros», pues dijo tener estudios presupuestarios que demuestran que no les alcanza para vivir 8 o 10 días al mes. Abogó por una asistencia universal que «garantice la sobrevivencia».

Admitió que entre los «punteros» hay formas de «extorsión» y de control, pero agregó también que son ellos «los que están en el terreno y resuelven los problemas cuando el Estado no lo hace».