Hasta la semana pasada – el sábado quizá, con la manifestación de apoyo de la clase media y media alta «republicana» que, según el candidato a vice, Miguel Pichetto, «no pasa de un 30 por ciento» -, parecía que iba a imperar el diálogo y el raciocinio entre el presidente Mauricio Macri, y Alberto Fernández, el opositor que ganó las PASO por más del 45 por ciento de los votos. Pero, hoy se desataron aprestos para una dura batalla electoral. En un contexto de gran crisis, donde la delegación del FMI de visita en el país, dejó una estela de «vacío de poder» y un riesgo país superior a los 2 mil puntos. Hasta el ex titular del Banco Nación, Carlos Melconian, vinculado con el PRO, dijo que el «el Plan Picapiedra del Fondo Monetario Internacional es incontinuable».
Según pudo saber Humanidad, de fuentes vinculadas con los candidatos (Juntos por el Cambio, Frente de Todos y Consenso Federal), a pesar de todos los cabildeos y condicionamientos, el FMI desembolsará los 5400 millones de dólares que faltan en septiembre. Si hubiese algún inconveniente inesperado – de aquellos que nunca faltan – Macri estaría dispuesto a viajar a Estados Unidos, para hacer una gestión que hasta podría incluir a su colega Donald Trump.
Pese a la debilidad en que quedó el gobierno – queriendo hacer corresponsable de la situación a Alberto Fernández y Cristina Kirchner -, su ánimo es el de confrontar, aún a sabiendas que el sector más pobre de la sociedad hará pesar «el factor heladera», como bien apuntó el asesor ecuatoriano, Jaime Durán Barba, hoy marginado del círculo de decisiones. De hecho, «Lilita» Carrió pretende en convertirse en jefa de la campaña.
Pichetto, que conoce el paño peronista como pocos, señalo que «los pobres aplastaron» al gobierno y que para poder revertir la situación, hay que asegurar fiscales en la provincias de Buenos Aires y en grandes ciudades del interior, como Rosario
«No se puede eludir la economía y cambiarlo por el libreto de la obra pública. Argentina se latinoamericanizó. El gobierno debe recuperar la capacidad de explicar como hará para crecer y desvirtuar las construcciones por izquierda, que tienen soluciones alegres antes de que estalle todo por los aires», subrayó Pichetto, ya más cerca del PRO que del PJ.
Macri, según el senador por Río Negro, actuará solo para «anclar al dólar» (hoy subió más de un dos por ciento), porque no encuentra respuesta «democrática» en el Frente de Todos. Acusó al kirchnerismo de «querer prenderle el fuego a la pradera, tirando nafta y deteriorando la autoridad del Presidente».

En la Rosada, consideran que si bien a Fernández no le conviene un default, deja que ocurran los acontecimientos para luego llegar y resolverlos.
Roberto Lavagna, desde su tercera posición menguada, ya no recibe la atención del FMI. Sin embargo, insiste en llamar a una mesa para «generar confianza» y afirma que el Fondo está obligado a cumplir para aportar serenidad, aunque está claro que habrá que repactar plazos de vencimiento para poder pagar la deuda.
Alberto Fernández, denunció que gran parte del dinero que ingresa desde el FMI lo fugan del país capitales especulativos, y acusó al organismos de complicidad en el «desastre social» que vive parte de la Argentina.
La cuestión de fondo se debe a la diferencia de modelos de país y la sospecha, pese a la fuerte personalidad de Alberto, que si gana el kirchnerismo, habrá un «poder bifronte», como lo denominó ayer Graciela Fernández Meijide.
«Hay que parar la pelota si no queremos un escenario indeseable«, mandó decir una vez más Lavagna a Macri y Fernández.


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