“Después no me vengan a decir que la señora no tiene influencia y que no hace lo que se le canta y que todo el mundo tiene que arrodillarse ante sus exigencias y…caprichos”, estalló al aire – como describió el señero diario “La Nación» -, Fernando Bravo. El locutor, mal informado, se molestó porque Alberto Fernández, permitió antes de viajar a Israel, que el traspaso de mando presidencial a la vice, Cristina Kirchner, se hiciese, sin su presencia, en el Instituto Patria y no en la Casa de Gobierno.
Efectivamente, la firma del protocolo respectivo se hizo el martes en las oficinas que Cristina utiliza normalmente en un edificio de Rodríguez Peña y Rivadavia, en la zona del Congreso. De perfil bajo, a cargo del Poder Ejecutivo, durante los 4 días que dura el viaje de Alberto, la ex mandataria hizo saber que no tenía intenciones de ocupar el despacho de la Casa Rosada. El trámite fue filmado y compartido por las redes sociales.
Fernando Bravo, conocido en el ambiente como un furioso antikirchnerista, no ocultó su molestia por el hecho que el “traspaso protocolar, con libro incluido” se haya hecho en el Instituto Patria, reducto del sector afín a Cristina y que supervisa el hoy senador nacional Oscar Parrilli.
Bravo no tuvo en cuenta, como bien hizo notar el diario de Bartolomé Mitre, que quien estuvo presente mientras Cristina firmó el traspaso de mando fue Carlos Gaitán, Escribano General de la Nación y no Alberto.
Sucede que el trámite quedó simplificado a partir de un decreto que se publicó el lunes en el Boletín Oficial, que eliminó la intervención de la Casa Militar y resolvió que no es necesario que el presidente y vice estén presentes en el mismo momento para la firma del acta.
Humanidad 
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