Opinión

La privatización de Aerolíneas, una locura

Ante el proyecto privatista de Juntos por el Cambio, el concejal Marcelo Pavka, del Partido de la Costa, defendió la estatización con números. Desechó lo que consideró "un plan de negocios" y dio otros argumentos.

Por Marcelo Pavka

En 2008, el estado de Aerolíneas Argentinas era calamitoso. El Estado pagaba los sueldos, porque lisa y llanamente la habían vaciado los privados. Cristina Kirchner, tomó la decisión de estatizarla y Sergio Massa, por entonces jefe de gabinete, fue el encargado de anunciarlo.

De 2009 a 2015, se modernizó el total de la flota que era obsoleta. Se levantó el concurso de acreedores, se recuperaron los simuladores de vuelo que, junto con propiedades en puntos estratégicos del mundo, se habían vendido.

En el 2015 se transportaban 10 millones de pasajeros, el doble que en 2008. En el segundo mandato de Cristina, los trabajadores llegaron al nivel más alto de salarios, y de distribución de la riqueza.

En 2015, Macri, no pudo privatizarla. No le dio el cuero, pero puso en marcha la nefasta “revolución de los aviones”, que permitió a las aerolíneas de bajo costo, operar en vuelos de cabotaje, cosa que ESTABA PROHIBIDA, en los países “modelo” del macrismo. Consecuencia: muchas empresas internacionales dejaron de operar.

A partir de 2019, se empezó a recuperar. Aerolíneas repatrió a 80 mil argentinos, varados en el mundo. Se trajeron vacunas de Rusia, China y EEUU. Se unificaron Aerolíneas y Austral, en una misma empresa. La pandemia, afectó a la industria de manera global. Aerolíneas, empezó, con el apoyo estatal a recuperarse. Con el desarrollo del turismo, en las provincias, y los miles de puestos de trabajo que se generan. En el primer semestre, por ejemplo, se transportaron 500 mil pasajeros más que en 2019.

Todo se produjo en simultáneo con la reducción de aportes del Estado, por un manejo más eficiente. A esto deben sumarse los balances hacia los destinos turísticos. Porque esa es la mirada. Integral. Lo que se gasta, pero también lo que se genera. Cosa que una línea privada no tiene en cuenta.

En el 2022, Aerolíneas, aportó 6 mil millones de dólares al PBI, mientras que tuvo la pérdida más baja desde la re estatización: 247 millones de dólares.

La disputa con «la revolución de aviones» de Macri

Otra forma de verlo es a través de los recursos fiscales. En 2022, los aportes del tesoro, fueron de 47 mil millones de pesos. Pero la plata que le giró Aerolíneas al Tesoro, fue de 87 mil millones de pesos. O sea. Sin Aerolíneas, el Tesoro, perdería casi 40 mil millones de pesos de recaudación de impuestos. En lo que va del año, se mejoraron estos números. El tesoro giró 6 mil millones de pesos, y Aerolíneas transfirió al Tesoro, 82 mil millones de pesos. ¿De qué déficit habla JxC?

Otros datos importantes. De los 39 destinos de Aerolíneas, a 21 es la empresa exclusiva. De las 46 rutas que recorre sin pasar por Buenos Aires, 40 las vuela sólo AA. Privatizarla, sería incomunicar al país. Esto es así: una Aerolínea de bandera, significa desarrollo con inclusión social con sentido federal.

El simulador, que se presentó, es el primero en Sudamérica, y genera para la compañía, beneficios del orden de los 26 millones de dólares anuales.

También, en estos tiempos se ha fomentado el turismo receptivo: se ha desarrollado una red con vuelos directos a las provincias desde destinos internacionales. En esta temporada de nieve, se están transportando 44 mil pasajeros diarios, que además, traen divisas al país. Cada dólar que entra, es un alivio al déficit del país, producto del endeudamiento de Macri.

En definitiva, intentar volver a los 90, privatizándola, no sólo es incomunicar la país. No sólo en los vuelos regulares, sino – más importante -, en el desarrollo productivo, en la “rentabilidad social”.

No es un proyecto, el de JxC. Es un plan de negocios.

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