Opinión Sociedad

Bombón asesino

Experto en rehabilitaciones, Juan Yaría escribe todas las semanas en el diario La Prensa. En este extracto explica como el consumidor de drogas en un rehén que ama lo que destruye. El camino reparador es largo.

Por Juan Yaría

Hay pasos que permiten entender la dinámica de un «rehén» que, por el consumo, está a merced de sus esclavizadores. Es una patología que lo convierte en «preso» de «sociedades paralelas» de las que hay caminos para liberarse.

1- El consumidor de drogas «ama» lo que lo destruye: a un «bombón asesino» del que no puede desprenderse. Está sometido a un ambiente de dealers, barras bravas y otras organizaciones similares;

2- Al principio, el consumidor voraz de sustancias no desea tratarse porqué, precisamente, «ama» lo que destruye. Paradoja de la abstinencia. El circuito: placer-angustia por no alcanzarlo-abstinencia-vacío-más desasosiego-depresión profunda-muerte. Sin rumbo ni sentido, un paciente caminó a las vías del tren para suicidarse. Cuando vio que la máquina estaba a pocos metros, pensó en sus hijos, saltó y se salvó. Triunfo la vida. Hoy se está recuperando;

3- Para estas personas, la droga es un tratamiento. He visto pacientes con EPOC que, aun así, consumían. No soltaban ese dulce letal;

4- Muchos, cuando se liberan por un tiempo, siempre conservan la ilusión de un consumo controlado. Es imposible: ya existe una vulnerabilidad de todos los sistemas cerebrales y psíquicos implicados que se activan rápidamente ante señales ambientales o pensamientos pasados;

5- En estos momentos críticos, el DESEO del terapeuta y de su equipo es fundamental. Desde allí se intentará avivar un propósito que se contraponga al ánimo destructivo.

Plantados en este lugar, necesitamos iniciar un camino de recuperación. Que no será corto, sino más bien largo.

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