Balza propuso cerrar «la grieta» abierta en 1955 y avanzar con respeto y diálogo hacia la reconciliación

«La grieta surgió en el segundo mandato constitucional del presidente (Juan) Perón y se institucionalizó el 16 de junio de 1955», cuando aviones navales y de la fuerza aérea «bombardearon civiles indenfensos en la Plaza de Mayo y alrededores, dejado un salto de 300 muertos y mil heridos».

Testigo personal de esos hechos, el jefe del Ejército durante gran parte del menemismo, Martín Balza, reflexionó sobre la grieta que aún hoy divide a la Argentina y propuso una reconciliación social, cultural y política, basada en el ejemplo del sudafricano Nelson Mandela.

En una nota de opinión, publicada en Perfil, empezó diciendo que la expresión coloquial grieta no significa otra cosa que «la extrema polarización maniquea entre peronismo vs. antiperonismo».

Siempre con el foco en el golpe de Estado que provocó el exilio de Perón, Balza señaló que «el odio y el rencor, con altibajos, llega hasta nuestros días».

Indicó en este punto que «la fuerza necesita del respeto al adversario y al diálogo», ya que «el disenso no deberia dividirnos, sino enriquecernos mutuamente».

Para el militar, que luchó en Malvinas y fue embajador, «lo básico del diálogo es dejar de lado los insultos, el enfado y los rostros agrios y ceñudos; también la vanidad, la soberbia agresiva y la mentira».

«Se puede discrepar enérgicamente, pero sin romper la concordia que no es – resaltó – unanimidad ni siquiera acuerdo, sino la firme decisión de convivir y no solo existir juntos».

Apeló al ejemplo de Mandela («negro y prisionero político en la racista Sudáfrica que no se dejó destruir por la cárcel», enfatizó) y afirmó que no se llega a una reconciliación si previamente no se transita por «una conversión humana, profunda y espiritual».