Historia Opinión

Por qué la prisión de Cristina es distinta a la de otros expresidentes argentinos

Reconocido analista - a quien el extinto demócrata Raúl Alfonsín mandó al calabozo en 1985 -, Rosendo Fraga, se refirió a la detención de exmandatarios a partir de 1930. Los encuadró como hechos políticos e institucionales, distintos al caso de Cristina Kirchner.

Por Rosendo Fraga (Clarín)

Entre 1853, cuando fue sancionada la Constitución Nacional, y 1930, que sucede el primer golpe militar, ningún ex presidente fue preso debido a causas judiciales o políticas, después de dejar el cargo.

Era una situación que derivaba de una cultura política apegada a lo institucional, ya fuera durante el periodo de voto restringido durante la Generación del 80, hasta 1912, y desde entonces también hasta 1930 con el sufragio libre de la ley Sáenz Peña.

Desde esta perspectiva, el cambio político que significó el voto obligatorio hoy se reconoce que no era universal, ya que las mujeres no podían hacerlo -, no implicó una mutación en la cultura institucional.

El primer presidente que va preso es Hipólito Yrigoyen, a consecuencia del golpe militar que lo destituye. La isla Martín García fue su lugar de reclusión, la que no fue por una condena judicial sino por aplicación del estado de sitio dictado por el gobierno de facto.

El periodo de democracia restringida que va de 1931 a 1943 no registra ningún caso de ex presidentes detenidos. Tras el golpe de 1943, el presidente depuesto (Ramón Castillo) no lo es. Dentro de las luchas internas que se dieron entre sectores político-militares en el gobierno de facto de entonces, fue detenido Juan Domingo Perón, figura clave de ese gobierno. Pero lo fue antes de ser presidente y estuvo también privado de su libertad en la isla Martín García. En ese momento ocupaba el cargo de vicepresidente de facto.

En 1955 Perón se exilia, con un dejar hacer del gobierno de facto que acababa de instalarse. La precaria democracia que se establece en los años posteriores registra la detención de Arturo Frondizi, destituido por un golpe de estado. También es recluido en Martín García por decisión del gobierno de semi-facto (sic) que lo sucede.

Parrilli argumentó con dichos de Cúneo Libarona y Barra

El golpe siguiente es el que destituye al presidente Arturo Illia, pero no es detenido: se usó a la policía federal para desalojarlo de la Casa de Gobierno.

En medios politizados se difundió un dicho en aquellos años: que la isla Martín García había pasado a llamarse YPF, como las siglas de la petrolera estatal, porque en ella habían estado detenidos Yrigoyen, Perón y Frondizi (aunque el segundo antes de ser electo presidente). Ya entonces la detención del titular del Ejecutivo formaba parte de la cultura política argentina, si bien sin causas judiciales y en el marco de la inestabilidad institucional.

En el siguiente gobierno de facto (1966-1973) se suceden tres presidentes, ninguno de los cuales será detenido, aunque dos fueron destituidos. Alejandro Lanusse, el último de ellos, había estado preso varios años en el sur del país por participar en una fallida sublevación contra Perón. Pero era un hecho lejano y que se produjo dentro del marco de la justicia militar.

Tras el crítico gobierno peronista que va de 1973 a 1976 tiene lugar la detención más prolongada de un ex presidente en la historia argentina: la de Isabel Martínez de Perón. Había sido electa vicepresidente y accede al poder por la muerte de su marido, Juan Domingo Perón.

El gobierno de facto que la destituye ordena su detención. Su lugar de reclusión detención será en una residencia que solían usar los presidentes en del sur del país, llamada “El Mesidor”. Fue liberada por decisión del segundo presidente de facto de ese proceso, Roberto E. Viola, en 1981.

Isabel fue así la ex mandataria argentina que estuvo más tiempo detenida y fue además la primera mujer en enfrentar esta situación.

Con la restauración de la democracia en 1983, son enjuiciadas las cuatro juntas militares que habían ejercido el poder hasta ese año. Los tiempos y las condiciones de detención fueron diversos. Debido a sentencias judiciales, los cuatro militares que ocuparon la Presidencia murieron en prisión: Videla, Viola, Galtieri y Bignone.

Más cercano en el tiempo, Carlos Menem, tras una década en el poder, enfrentó procesos judiciales por los cuales pasó detenido varios meses en la quinta de un amigo. Ahora, es la ex presidente Cristina Kirchner quien está presa por una condena judicial confirmada por la Suprema Corte.

Son situaciones diferentes, pero que muestran en conjunto que, a partir de 1930 -hace casi un siglo -, la prisión de un ex presidente es un hecho presente en la historia político-institucional contemporánea de la Argentina.

Una mujer peronista, Isabel Martínez de Perón, fue la ex presidente constitucional que más tiempo estuvo en prisión, cinco años. Desde su liberación siempre se mantuvo alejada de la política, manteniendo una actitud digna y sin expresar resentimiento.

La situación de CFK es diferente ahora. Se mueve como una dirigente política activa. Convoca a seguidores y simpatizantes. Pareciera buscar ocupar un lugar que estaba vacante, el liderazgo de la oposición. Quizá busque que la elección legislativa del 26 de octubre se dispute entre dos dirigentes que no serán candidatos: Javier Milei y ella.

Pero mirando hacia el futuro, la cuestión es si podrá seguir manteniendo el control sobre el peronismo que ha tenido durante los últimos 22 años. Su enfrentamiento con el gobernador bonaerense Axel Kicillof, deja abierto el interrogante. Hasta ahora, quienes integran el complejo fenómeno político que es el peronismo se dividen: están los que la apoyan públicamente y los que prefieren mantenerse en silencio.

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