Literatura

El que se ha ido y el que nunca se fue

Parafraseando a Bruce Lee, el amor jamás es en vano, ni siquiera el no correspondido, ya que siempre vuelve hacia uno. Con ello es posible redescubrirse a unu mismu. Quizá se termine agradeciendo a quienes no quisieron seguir, permitiéndonos encontrar y encontrarnos.

Por Tomás Lafuente Deldolor

«No me busques. Yo te encontraré». Esas fueron sus últimas palabras. Desde ese momento supe que nada iba a ser igual. Como quien recibe un golpe y no quiere volverlo a sufrir. Como después de caerse al piso se tiene más cuidado al andar, para no sentir el mismo dolor.

¿Realmente es el mismo? ¿Acaso no cambian los momentos como cambian los días? ¿Acaso esta historia no se había acabado ya? Había dejado de ser lo que en nuestras mentes significó cosas distintas. Para él, una aventura. Para mi, un gran amor.

Hoy debo olvidarlo. Se ha ido, y se ha ido para siempre. Al menos así lo ha mostrado. Físicamente no va a estar. ¿Qué se hace cuando el amor se convierte en un fantasma? Qué se puede hacer cuando lo que se siente es un fuego que apenas comienza, llevando sus llamas a sitios que antes eran luz, y que ahora perderán todo lo construido.

Se que hago mal en pensar así. Se que la construcción es propia, y que cada persona debe vivir con lo que tiene, sin proyecciones ni dependencias en otros. Pero lo que ocurrió con él fue de esas cosas que pasan cada tanto, y quienes son tan enamoradizos como yo, quizá lo sufran mas seguido.

Parece injusto que distintas personas nos puedan causar el mismo fuego. Por supuesto que no es el mismo. Es una chispa distinta, por mas que el color y la intensidad parezcan similares en los falsos recuerdos. Ese fuego que se acaba de prender, y que ahora me ha dejado como un idiota.

Me pareció verte. Me pareció creer que estabas ahí. Serán las llamas que no me dejan discernir. Será que ya no se lo que existe. En este mundo donde recordarte es desear que me busques en una misión imposible. Una búsqueda que solo está en la imaginación, y que anhelamos porque el amor y el sufrimiento muchas veces comparten terreno. El mal amor, ese al que estamos tan acostumbrados.

Ay de nosotros, quienes amamos. ¡Ay de los que sufren por amor! A todos ellos y ellas, que sueñan, no abandonen aquellas intenciones. Porque sí nos están buscando. Nos está buscando ese ser que nos falta descubrir, y está más cerca de lo que pensamos.

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