“Podrían pensar que soy muy pesimista….una vez, en San Pablo, al escritor portugués José Saramago, ganador del Nobel de Literatura, le gritaron: ´Saramago, tú eres demasiado pesimista´. Y él le contestó: ´No soy pesimista, la realidad es pésima´”. Con estadísticas alarmantes que, de no modificarse, podrían llevar al “colapso de la madre tierra”, pero con calidez y un mensaje esperanzador, atado a la encíclica “Laudatum si”, del papa Francisco, el teólogo brasileño Leonardo Boff, dio una clase magistral en la última Feria del Libro de la ciudad de Buenos Aires.

Lo hizo el 10 de mayo, día en que una multitud pocas veces vista, desbordó la Plaza de Mayo, contra el 2 x 1 de la Corte Suprema de Justicia, que iba a posibilitar la liberación de condenados por asesinatos, secuestros y robo de bebés, durante la dictadura militar que se extendió entre 1976 y 1983. Comentó entonces que si se pudiese resucitar los obispos y “profetas”, Angelelli, Novak y Hesayne, se estarían oponiendo a la injusticia desplegada por la violencia estatal.
«Es vergonzosa la concentración de la riqueza y la enorme cantidad de pobreza»
Con 78 años enérgicos y un amor desbordante por Atahualpa Yupanqui, Boff apuntó a un mundo sustentable en todos los órdenes, la ecología, la economía, la política, la educación. Cuestionó “la vergonzosa concentración de la riqueza” y “los niveles escandalosos de pobreza”.
Suministró algunos datos que erizan la piel:
- «Ocho personas, que estuvieron presentes en la cumbre de Davos, en enero, tienen una renta equivalente a 3,5 mil millones de personas».
- «El Nobel Joseph Stiglitz, reveló que el uno por ciento de los americanos que viven en la opulencia, controlan más de los dos tercios de la riqueza de su país».
- «Thomas Piketty cuenta que en Estados Unidos, desde la era Bush, hay “50 millones de pobres escondidos” y tras aportar otras cifras, concluye que una sociedad con tanta desigualdad no puede continuar sin disolverse».
- «Piketty reclama introducir un mínimo de racionalidad y la redistribución de los bienes y servicios. Él cree en eso. Yo pienso que el dinero genera más dinero, con especulación. No va al mercado ni a la producción. El capital que se destina a las fábricas es de 50 mil millones de dólares. El que va a las bolsas, 600 mil millones de dólares».
Aseguró que los ajustes fiscales en países como la Argentina y en Brasil y en Europa, son partes de los intentos de Estados Unidos para salvar el capitalismo, y que en lugar de rescatarlo, agrava la crisis social en forma tremenda, fomentando el desempleo y el hambre.
«Esta comprobado científicamente que los bienes y servicios del planeta están limitados»
Desde un punto de vista ético, Boff señaló que la tierra no es sólo para los humanos, sino para todos los seres vivos, animales, plantas, que necesitan de agua y alimentación. “La voracidad y la súper explotación capitalista de los bienes y servicios, es de tal envergadura, que se necesita por lo menos un año y medio para reponer lo que le sacamos”.
Continuó diciendo que “la tierra está enferma y no alcanza para atender las necesidades del mundo”. Según un dictamen de la ONU, de febrero de este año, de los 15 elementos sin los cuáles la vida no podrá sostenerse (agua, suelo, fibra, clima, entre otros), 12 están en un nivel de erosión y eso puede llevar al colapso del planeta”.
Criticó a los medios de difusión por no hacerse eco de esta problemática “antisistema”. Abundó que si publicasen la hondura de la problemática, estarían poniendo trabas a “una acumulación que no respeta los límites”.
¿Por qué? “Está comprobada científicamente la limitación de los bienes y servicios del planeta. No aguantan la explotación de los ecosistemas y se provocan sequías, inviernos demasiado largos, inundaciones, ciclones, huracanes”.

En este punto hizo referencia a la prédica de Francisco, con quien colabora. El papa llama a defender “la casa común”, machando (lo hizo 35 veces) con que “hay que cambiar la forma de producir y consumir, de distribuir, de tratar a la tierra, sino queremos marchar a lo peor”.
Los versos de Atahualpa fueron regando de poesía la conferencia. “La tierra que siento, que amo, que camino, que vivo. Nosotros somos tierra”.
Y en ese contexto, puso la lupa en “las urgencias” a atender “ante el grito de la tierra”, asumiendo “el dolor de los más pobres, como nuestro dolor”. Para aliviarlo y superarlo, propuso leer “con el corazón” las muertes de niños antes de los 5 años, y las hambrunas. Codo a codo con Francisco, rogó encarar el reto con “una revolución de ternura” que no solo involucra a la ecología verde, sino a la sociedad, la educación, la vida cotidiana y el espíritu. “No bastan las buenas ideas científicas, hay que poner pasión y una mística para cuidar a la casa común”.
¿Cómo cuidar a la madre tierra, la Pachamama?, se preguntó
«Cambiar la relación con la naturaleza. Hoy, es de uso y de explotación. Hay que pensar que los humanos somos la naturaleza, sus amigos y por eso rehacer un pacto con la tierra, porqué nos da todo lo que necesitamos para vivir. A una madre no se la compra, ni se la vende. No se la explota. Se la defienda y se la ama».
El presidente boliviano, Evo Morales, al exponer de rodillas ante la ONU, proclamó que el siglo XXI, será el siglo de la naturaleza y de la madre tierra.
Esos dos conceptos le sirvieron a Boff para diseñar su ética filosófica: “Hay que dejar que la tierra descanse para que rehaga sus nutrientes. Respetar sus tiempos y el bioregionalismo”. Hay distintas realidades: la Patagonia, el Chaco, la Pampa Húmeda, en la Argentina; El Amazonas, las grandes forestas, los suelos fértiles del Atlántico, en Brasil. “Para cada región, un tipo de producción, no sólo en términos físicos y químicos, sino incorporando la cultura, las costumbres, las religiones de los pueblos, su arte, la forma en que han organizado sus casas y como tratan a sus ríos y animales”.
El teólogo brasileño apeló a una ecuación simple: producir lo que se necesita, sin acumulación excesiva de riqueza. Para que todos tengan lo suficiente y decente para vivir con alegría. “No estamos cuidando y guardando nuestra herencia sagrada….la tierra no necesita de nosotros. Nosotros, sí de la tierra. La tierra puede continuar cubierta de cadáveres”.
«Trump puede desatar una guerra nuclear y terminar con la civilización. Por eso está vigilado por una comisión de republicanos y demócratas»
Ameno, chistoso, Boff elogió algunas de las decisiones de cumbres climáticas, como la de París en 2015, donde se llamó a respetar y dar equilibrio a la tierra, garantizando su hábitat, manteniendo (como sostiene Jeffrey Sacks) la vitalidad y evolución de las especies.
Sin embargo, apuntó que son inútiles si “no cambian la naturaleza del capital y le ponen precio a los bienes y servicios como el agua”.
“Detrás de esas propuestas – denunció – se esconde el viejo capitalismo explotador”.
Boff desarrolló finalmente una “visión utópica” con la finalidad de “rehacer todo lo que se ha degradado. Hay que recuperar la relación con las montañas, los lagos, los ríos, las plantas, los animales, en un clima de convivir y vivir bien”.
Ensayó una broma seriamente: “Dentro de algunos años seremos todos socialistas, no por ideología, sino para sobrevivir”.
Llamó a la humanidad a “despertarse y organizarse” en una especie de “gobernanza global”. Para ello, reclamó que países como Estados Unidos, Rusia y China, “renuncien un poco a su soberanía”, creen “un centro pluralista para dar solución a un problema mundial” y eviten una catástrofe.
En caso contrario, predijo, “nuestros hijos y nietos acabarán maldiciéndonos, porque les dejamos un planeta totalmente contaminado”.
Garantizar el futuro de la tierra implica, según Boff, no solo reparar las heridas causadas, sino detener “el principio de autodestrucción” que sobrevuela a la humanidad.
“Tenemos ahora un loco (Donald) Trump, que recibió una caja donde se guardan secretos para desatar una guerra nuclear y terminar con la civilización. Está vigilado por una comisión de republicanos y demócratas, que se asustan cuando propone ganar una guerra para recuperar el honor, tras las derrotas en Vietnam, Afganistán e Iraq”. Advirtió que Trump ha elegido como blanco “a un país paupérrimo como Corea del Norte” que también tiene armas nucleares y cuenta con el respaldo de Rusia y China.

Reconoció Boff que su utopía va en contra “de la acumulación de los capitalistas, que prefieren morir antes que perder nada”.
Empero, depositó su confianza en el papa Francisco, quien próximamente recibirá a Trump. “Hay que defender la casa común con solidaridad, inventiva y esperar que intervenga Dios, que es el soberano amante de la vida….Hermanos y hermanas, sigamos cantando, que los problemas y dificultades en este planeta tierra, no nos quiten la alegría de la esperanza”.

D I F U N D Í, I N F O R M Á
C O N C I E N T I Z Á
CON HUMANIDAD
“Podrían pensar que soy muy pesimista….una vez, en San Pablo, al escritor portugués José Saramago, ganador del Nobel de Literatura, le gritaron: ´Saramago, tú eres demasiado pesimista´. Y él le contestó: ´No soy pesimista, la realidad es pésima´”. Con estadísticas alarmantes que, de no modificarse, podrían llevar al “colapso de la madre tierra”, pero con calidez y un mensaje esperanzador, atado a la encíclica “Laudatum si”, del papa Francisco, el teólogo brasileño Leonardo Boff, dio una clase magistral en la última Feria del Libro de la ciudad de Buenos Aires.
Lo hizo el 10 de mayo, día en que una multitud pocas veces vista, desbordó la Plaza de Mayo, contra el 2 x 1 de la Corte Suprema de Justicia, que iba a posibilitar la liberación de condenados por asesinatos, secuestros y robo de bebés, durante la dictadura militar que se extendió entre 1976 y 1983. Comentó entonces que si se pudiese resucitar los obispos y “profetas”, Angelelli, Novak y Hesayne, se estarían oponiendo a la injusticia desplegada por la violencia estatal.
«Es vergonzosa la concentración de la riqueza y la enorme cantidad de pobreza»
Con 78 años enérgicos y un amor desbordante por Atahualpa Yupanqui, Boff apuntó a un mundo sustentable en todos los órdenes, la ecología, la economía, la política, la educación. Cuestionó “la vergonzosa concentración de la riqueza” y “los niveles escandalosos de pobreza”.
Suministró algunos datos que erizan la piel:
Aseguró que los ajustes fiscales en países como la Argentina y en Brasil y en Europa, son partes de los intentos de Estados Unidos para salvar el capitalismo, y que en lugar de rescatarlo, agrava la crisis social en forma tremenda, fomentando el desempleo y el hambre.
«Esta comprobado científicamente que los bienes y servicios del planeta están limitados»
Desde un punto de vista ético, Boff señaló que la tierra no es sólo para los humanos, sino para todos los seres vivos, animales, plantas, que necesitan de agua y alimentación. “La voracidad y la súper explotación capitalista de los bienes y servicios, es de tal envergadura, que se necesita por lo menos un año y medio para reponer lo que le sacamos”.
Continuó diciendo que “la tierra está enferma y no alcanza para atender las necesidades del mundo”. Según un dictamen de la ONU, de febrero de este año, de los 15 elementos sin los cuáles la vida no podrá sostenerse (agua, suelo, fibra, clima, entre otros), 12 están en un nivel de erosión y eso puede llevar al colapso del planeta”.
Criticó a los medios de difusión por no hacerse eco de esta problemática “antisistema”. Abundó que si publicasen la hondura de la problemática, estarían poniendo trabas a “una acumulación que no respeta los límites”.
¿Por qué? “Está comprobada científicamente la limitación de los bienes y servicios del planeta. No aguantan la explotación de los ecosistemas y se provocan sequías, inviernos demasiado largos, inundaciones, ciclones, huracanes”.
En este punto hizo referencia a la prédica de Francisco, con quien colabora. El papa llama a defender “la casa común”, machando (lo hizo 35 veces) con que “hay que cambiar la forma de producir y consumir, de distribuir, de tratar a la tierra, sino queremos marchar a lo peor”.
Los versos de Atahualpa fueron regando de poesía la conferencia. “La tierra que siento, que amo, que camino, que vivo. Nosotros somos tierra”.
Y en ese contexto, puso la lupa en “las urgencias” a atender “ante el grito de la tierra”, asumiendo “el dolor de los más pobres, como nuestro dolor”. Para aliviarlo y superarlo, propuso leer “con el corazón” las muertes de niños antes de los 5 años, y las hambrunas. Codo a codo con Francisco, rogó encarar el reto con “una revolución de ternura” que no solo involucra a la ecología verde, sino a la sociedad, la educación, la vida cotidiana y el espíritu. “No bastan las buenas ideas científicas, hay que poner pasión y una mística para cuidar a la casa común”.
¿Cómo cuidar a la madre tierra, la Pachamama?, se preguntó
«Cambiar la relación con la naturaleza. Hoy, es de uso y de explotación. Hay que pensar que los humanos somos la naturaleza, sus amigos y por eso rehacer un pacto con la tierra, porqué nos da todo lo que necesitamos para vivir. A una madre no se la compra, ni se la vende. No se la explota. Se la defienda y se la ama».
El presidente boliviano, Evo Morales, al exponer de rodillas ante la ONU, proclamó que el siglo XXI, será el siglo de la naturaleza y de la madre tierra.
Esos dos conceptos le sirvieron a Boff para diseñar su ética filosófica: “Hay que dejar que la tierra descanse para que rehaga sus nutrientes. Respetar sus tiempos y el bioregionalismo”. Hay distintas realidades: la Patagonia, el Chaco, la Pampa Húmeda, en la Argentina; El Amazonas, las grandes forestas, los suelos fértiles del Atlántico, en Brasil. “Para cada región, un tipo de producción, no sólo en términos físicos y químicos, sino incorporando la cultura, las costumbres, las religiones de los pueblos, su arte, la forma en que han organizado sus casas y como tratan a sus ríos y animales”.
El teólogo brasileño apeló a una ecuación simple: producir lo que se necesita, sin acumulación excesiva de riqueza. Para que todos tengan lo suficiente y decente para vivir con alegría. “No estamos cuidando y guardando nuestra herencia sagrada….la tierra no necesita de nosotros. Nosotros, sí de la tierra. La tierra puede continuar cubierta de cadáveres”.
«Trump puede desatar una guerra nuclear y terminar con la civilización. Por eso está vigilado por una comisión de republicanos y demócratas»
Ameno, chistoso, Boff elogió algunas de las decisiones de cumbres climáticas, como la de París en 2015, donde se llamó a respetar y dar equilibrio a la tierra, garantizando su hábitat, manteniendo (como sostiene Jeffrey Sacks) la vitalidad y evolución de las especies.
Sin embargo, apuntó que son inútiles si “no cambian la naturaleza del capital y le ponen precio a los bienes y servicios como el agua”.
“Detrás de esas propuestas – denunció – se esconde el viejo capitalismo explotador”.
Boff desarrolló finalmente una “visión utópica” con la finalidad de “rehacer todo lo que se ha degradado. Hay que recuperar la relación con las montañas, los lagos, los ríos, las plantas, los animales, en un clima de convivir y vivir bien”.
Ensayó una broma seriamente: “Dentro de algunos años seremos todos socialistas, no por ideología, sino para sobrevivir”.
Llamó a la humanidad a “despertarse y organizarse” en una especie de “gobernanza global”. Para ello, reclamó que países como Estados Unidos, Rusia y China, “renuncien un poco a su soberanía”, creen “un centro pluralista para dar solución a un problema mundial” y eviten una catástrofe.
En caso contrario, predijo, “nuestros hijos y nietos acabarán maldiciéndonos, porque les dejamos un planeta totalmente contaminado”.
Garantizar el futuro de la tierra implica, según Boff, no solo reparar las heridas causadas, sino detener “el principio de autodestrucción” que sobrevuela a la humanidad.
“Tenemos ahora un loco (Donald) Trump, que recibió una caja donde se guardan secretos para desatar una guerra nuclear y terminar con la civilización. Está vigilado por una comisión de republicanos y demócratas, que se asustan cuando propone ganar una guerra para recuperar el honor, tras las derrotas en Vietnam, Afganistán e Iraq”. Advirtió que Trump ha elegido como blanco “a un país paupérrimo como Corea del Norte” que también tiene armas nucleares y cuenta con el respaldo de Rusia y China.
Reconoció Boff que su utopía va en contra “de la acumulación de los capitalistas, que prefieren morir antes que perder nada”.
Empero, depositó su confianza en el papa Francisco, quien próximamente recibirá a Trump. “Hay que defender la casa común con solidaridad, inventiva y esperar que intervenga Dios, que es el soberano amante de la vida….Hermanos y hermanas, sigamos cantando, que los problemas y dificultades en este planeta tierra, no nos quiten la alegría de la esperanza”.
D I F U N D Í, I N F O R M Á
C O N C I E N T I Z Á
CON HUMANIDAD
DALO A CONOCER