El Doctor Juan Alberto Yaria, un importante médico en el ámbito de la rehabilitación en adicciones, comparte su opinión acerca de las sociedades del siglo XXI y su relación con las drogas ilegales y el consumo de alcohol. A continuación, extractos de su más reciente publicación, «Celebrar o En-fiestarse».
La Fiesta en la Actualidad
Nos enseñaba Aldous Huxley: «… la dictadura del futuro no necesitará de bayonetas y de métodos de terror… seducción, drogas y publicidad bastarán«. Esto parece estar dándose en la sociedad des-vinculada que nos rodea, en el individuo que cae en el “sagrario” de la impotencia y la soledad del vacío sin orientadores en su educación inicial y siendo alabado en sus excesos y descartado cuando se marginaliza. Son tiempos de un “poder blando”.
Casi perdida su dimensión religiosa, la fiesta en la actualidad es sólo un descanso del trabajo. Pero el descanso no es el ocio. Es reposo frente al desgaste. El ocio es descubrir nuevas realidades. Hoy la verdadera religión es la del trabajo, siendo la obsesión de la competitividad el elemento fundamental. Por eso actualmente se dice que ya cayó la sociedad disciplinaria aquella que Foucault y sus acólitos predican ya que ha llegado la sociedad del agotamiento, del stress, la depresión, el “burn out” (desgaste emocional e intelectual). Nueva sociedad del cansancio aun sin trabajar porque es cansancio ligado al vacío y luego la huida que además está industrializada con múltiples bocas de venta.

El individualismo y la soledad lleva al vacío y la botella o el “polvo blanco” parecen ser la mágica pócima salvadora. Hoy el que encuentra un Padre parece haberse sacado el Loto. Eso me lo dicen los pacientes abandonados a su destino seminal o a vientres alquilados con figuras pasajeras y transeúntes en su vida.
El ocio se industrializó. La comercialización del tiempo libre ha trocado la significación de las fiestas. En las sociedades secularizadas y post-industriales surgen las industrias de la diversión y del descanso. Incluso los lugares de encuentro (bares, disco) quedan invadidos por ruidos o pantallas que impiden la tertulia y la comunicación.

El alcohol ya no es la bebida espirituosa, es una farmacoterapia embriagante que esconde la incomunicación de las personas, aunque a veces se comercialize como «el sabor del encuentro». En muchos casos a esto se une el uso de drogas (estimulantes o alucinógenas).
La desmesura y el exceso ocultan quizás el vacío y el aburrimiento como fenómeno casi masivo, especialmente en los grandes conglomerados urbanos: el vacío así como el aburrimiento parecen ser la cara de la tristeza.
Esto asume características más duras en el fin de año -como el recién despedido 2018- en donde en el balance vital que todos realizamos la propia tristeza sólo muestra el debe y no el haber de nuestra trayectoria existencial. Muertes, soledades, sueños frustrados; éstos retornan como fantasmas de fin de año que nos aprisionan.
Entonces puede la fiesta, marco de la alegría, transformarse en tragedia: accidentes, golpizas, alcoholizaciones. Es el marco de las soledades narcotizadas: La desmesura y el exceso ocultan el vacío.
Dr. Juan Alberto Yaría
Director General Gradiva-Rehabilitación en adicciones
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