Máximo K, jefe de los diputados; Mayans, de los senadores

Tras la reunión del lunes pasado entre Alberto y Cristina, se van mostrando las cartas. «Fue el único que cacareó toda la semana, ahora veremos que hace frente a este gesto de generosidad y desprendimiento», comentó un parlamentario K, paladar negro, ante el ofrecimiento a Carlos Caserio, para que, en pos de la solidificación de las diferentes vertientes del peronismo en el Senado, se concrete la promoción del formoseño José Mayans. Se apartó con sutileza a la representante de La Cámpora, Anabel Fernández Sagasti, que tantas suspicacias generaba entre los mandatarios peronistas.

«Sí, ayer hubo conversaciones todo el día. Habrá que ver que resuelve Caserio, ya que si deja el bloque del peronismo federal, lo reemplazará un hombre que responde a (Juan) Schiaretti, con el que está distanciado», dijeron a Humanidad fuentes cercanas a Mayans, entusiasmado con «no romper nada» dentro del partido que gobernará el país desde el 10 de diciembre.

Mientras sigue siendo una incógnita quién será el futuro ministro de Economía (algún peso está teniendo en la decisión Roberto Lavagna), en Diputados, Agustín Rossi ya confirmó que irá a Defensa. Posibilitará, así, el trabajo armonioso entre el titular de la Cámara, Sergio Massa (a quien Alberto y Cristina le cumplieron todo lo prometido), y el proyectado jefe de la bancada por el Frente de Todos, Máximo Kirchner.

En el Senado las aguas estaban revueltas por las apreciaciones de Caserio, quien se consideró «un dirigente de la provincia de Córdoba» y no «un mero empleado» de los gobernantes de turno, por más que adhiere a ellos, con más fervor hacia Alberto. Todo sea por preservar una estructura monolítica frente a las adversidades que se aproximan.

Mayans, quien ayer estuvo todo el día con Gildo Insfrán, es en la actualidad segundo de Caserio, quien viene cuestionando a Schiaretti por su «doble juego» y consideró «muy importante» el ofrecimiento de Alberto. Dijo que se tomaría para unos días decidir «libremente» y que hará «lo más conveniente para Córdoba».

En el Senado se respira mayor tensión. La intención de Alberto es lograr armados consolidados para encarar los grandes desafíos que tiene a partir de diciembre, entre ellos la renegociación de la deuda externa con el FMI.

En la reunión de ayer, Alberto le habría dicho a Caserio que se iniciaba una nueva etapa: «Ya quedó en el pasado eso de ir por todo». Es que el cordobés no daba el brazo a torcer e insistía que si bien respetaba a Cristina él tendría por referencia a los gobernadores de las provincias justicialistas y al Ejecutivo.

Una de las banderas que levantó el futuro presidente en su campaña fue la del federalismo: en Mendoza informó que hará reuniones de gabinete en varias ciudades del interior. Alberto necesita de equilibrios internos y contener a todos los sectores. Cuando el fiel de la balanza se inclinó en demasía por el kirchnerismo, compensó inmediatamente. Después de la victoria del 27 de octubre, en un acto que fue opacado por Cristina y el gobernador electo de Buenos Aires, Axel Kicillof, se fue a Tucumán y celebró con Juan Manzur y mandatarios e intendentes peronistas dispuestos a apoyarlo.

«Mayans siempre fue el nexo entre el kirchnerismo y el peronismo federal. Incluso, obligó a la salida de (Miguel) Pichetto, cuándo se acercó a Mauricio Macri», reconoció otra fuente cercana al formoseño. Sobre la defensa a «las dos vidas», un tema que divide a la sociedad, se lo consideró secundario en el actual contexto, aunque no se dejó de apuntar que llevaría alivio a la postura de la Iglesia, sostenida por el papa Francisco.