Afable y severo a la vez. Buen tipo. Al periodista de Humanidad, lo conoció en la Feria del Libro, en una nota de «asalto» antes de viajar a El Vaticano, bajo la reconvención: «eso no se hace, estuviste mal». Contestó preguntas obligado por las circunstancias. «Ni siquiera lo atiendo a (Jorge) Lanata», advirtió. Por eso, a 7 años de la consagración de Francisco, como Papa (el 13 de octubre de 2013), este sitio reproducirá declaraciones del obispo auxiliar, Gustavo Carrara (uno de los que está a cargo del «colectivo de curas villeros«, a Martín Rodríguez, de «La Nación Trabajadora».
Carrara volvió a ver cara a cara a Francisco en 2018, cuando le llevó un informe sobre lo que acontece en los barrios marginales de la Argentina, precisamente antes del encuentro fortuito con Humanidad. Mutismo total al respecto.
¿Cómo conoció a Jorge Bergoglio? Cuando él era obispo auxiliar de Buenos Aires en Flores, en una misa de Nochebuena, en la parroquia Niño Jesús, en el barrio de Lugano. Carrara estaba en su segundo año de seminario. Eligió entonces el futuro Papa una bendición de San Francisco.
¿Dónde lo sorprendió el 13 de marzo de 2013? Cerca de Perito y Moreno y Cruz, por el humo blanco…»Apuré el paso para llegar a la Parroquia Madre del Pueblo en la Villa 1-11-14 –hoy Barrio Padre Rodolfo Ricciardelli-. Entré al “rescate”, el galpón donde vivíamos, prendí la televisión y le avisé a los curas y a algunos jóvenes que estaban por ahí. Una intuición me decía que podía ser Bergoglio. Cuando el Cardenal Tauran anuncia su nombre, saltamos, nos abrazamos y empezamos de a poco a recibir a vecinos y vecinas que celebraban la noticia. Recuerdo que Doña Tina, una vecina, me contó que algunas veces le había cocinado sopa paraguaya en las fiestas de la Capilla Itatí».
La agenda de Francisco y la sensibilidad religiosa actual. «Su deseo es que la alegría del Evangelio esté en el corazón de una Iglesia en salida, de una Iglesia que primerea, se involucra, acompaña, fructifica y celebra. Tiene una gran sensibilidad para interpretar con claridad que para vivir bien en un pueblo, cada familia necesita: “Tierra, Techo y Trabajo”, y que éstos son derechos sagrados». Mencionó además la «genuina preocupación por el destino de nuestra Casa Común –el planteo sobre Amazonía va en esa dirección-, por el futuro que queremos dejarle a las próximas generaciones. En esto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior de cada uno. Finalmente su invitación a mirar los distintos temas desde otra perspectiva, desde las periferias geográficas y existenciales. Por ejemplo: la llegada de migrantes y refugiados no es un peligro, todo lo contrario, son hombres y mujeres que buscan la paz, que pueden enriquecer nuestras comunidades».

¿Se abre a la Iglesia a una mayor participación de las mujeres? Esquiva el bulto y lee una texto de Francisco para que cada uno saque conclusiones: «Una Iglesia a la defensiva, que pierde la humildad, que deja de escuchar, que no permite que la cuestionen, pierde la juventud y se convierte en un museo. ¿Cómo podrá acoger de esa manera los sueños de los jóvenes? Aunque tenga la verdad del Evangelio, eso no significa que la haya comprendido plenamente; más bien tiene que crecer siempre en la comprensión de ese tesoro inagotable…. Por ejemplo, una Iglesia demasiado temerosa y estructurada puede ser permanentemente crítica ante todos los discursos sobre la defensa de los derechos de las mujeres, y señalar constantemente los riesgos y los posibles errores de esos reclamos. En cambio, una Iglesia viva puede reaccionar prestando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de sometimiento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista. Con esta mirada será capaz de hacer suyos estos reclamos de derechos, y dará su aporte con convicción para una mayor reciprocidad entre varones y mujeres, aunque no esté de acuerdo con todo lo que propongan algunos grupos feministas”
¿Por qué decidir ser cura o monja? «En el camino de la fe uno alguna vez se hace la pregunta: ¿qué quiere Jesús para mí? Aquí aparece el tema de la vocación, del llamado al sacerdocio, a la vida consagrada. Dios desde toda la eternidad tiene un sueño para cada uno de nosotros –no sólo para los curas y las monjas-. Nos regala una misión que tenemos que descubrir, y ésta será fuente de nuestra alegría más profunda. Cada uno de nosotros puede decir: yo soy una misión. Algo que solo yo puedo aportar en la trama de la historia. Ahora bien, la propia misión es inseparable del reino que Cristo vino a traer: amor, justicia y paz para todos».
¿Que dio Francisco al mundo? «Intenta que la Iglesia entre en sintonía con la propuesta del Concilio Vaticano II cuando afirma: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón.”
¿Los curas villeros son la expresión más auténtica de Francisco en la Iglesia argentina? «Si bien somos bastantes conocidos, hay muchos en la Argentina que se inspiran en Francisco y tienen muy en cuenta sus gestos y palabras. Por ejemplo los movimientos sociales nos han traído en los hechos preguntas de este tipo: ¿dónde hay experiencias de salvación comunitaria? ¿Quiénes a contracorriente llevan adelante proyectos con los descartables de la sociedad? ¿Dónde hay espacios que buscan cuidar a los más frágiles, frente al modelo “exitista”, que no le encuentra sentido al invertir para que los lentos, los menos dotados, los más débiles se abran camino en la vida?
¿Qué es el poder para Carrara? «Hay un dicho popular que dice: `Dale poder a un hombre y lo conocerás´. Desde el Evangelio te respondo que el poder es servicio, servicio sobretodo de los últimos. Es lo que enseña Jesús en el lavatorio de los pies. La contrafigura es Poncio Pilato que se lava las manos, que puede permitir la crucifixión del Inocente, con tal de no perder sus privilegios o los de su grupo.
Aquí termina la entrevista. Humanidad solo pudo compartir con Carrara temas personales y escaso o nulo intercambio informativo. Es cuidadoso y desconfía de los medios. Manda a leer las encíclicas papales sobre la responsabilidad de la prensa. Pero como está a cargo de una misión que lo ennoblece, con sus zapatos embarrados, merece que se conozca su pensamiento y acción.
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