Existen tensiones en la articulación en la lucha contra el coronavirus en las zonas de mayores contagios, pero los gobernadores de Buenos Aires, Axel Kicillof, del FdT y de CABA, Horacio Rodríguez Larreta, del PRO, se preocuparon hoy por desactivar los pleitos e insistir en la unidad de acción sanitaria y en bajar el tono a las diferencias por el manejo administrativo en uno y otro distrito.
El chispazo que avivó la polémica fue la afirmación del ministro bonaerense, Daniel Gollán, a la que acompañó con un gráfico, afirmando que el punto rojo de concentración del virus está en la capital federal. Ello dio lugar a conflictos entre segundas y terceras líneas de ambos sectores políticos, de la que participaron incluso intendentes tanto peronistas como de Cambiemos.
El más claro y sincero, luego de que Kicillof destacase que “es un sueño, una fantasía, un suicidio colectivo” querer volver ya mismo a la “normalidad”, fue el ministro de Seguridad bonaerense. Sergio Berni, negó haber pedido “levantar un muro entre CABA y provincia” (atribuyó esa afirmación al periodista Luis Novaresio), pero sí decir: “Hoy no hay que blindar la capital federal. Mañana, no sé”.
“El virus está circulando, se lo puede contener, pero no controlar”, apuntó Kiciloff, quejoso por el peligro de transmitir la enfermedad en viajes diarios, cruzando la General Paz, en transporte público de pasajeros. Pero, en ningún momento, interrumpió el diálogo con Larreta, para tratar de “reactivar la producción”, procurando “evitar todo lo que se tenga que evitar” para dificultar que se incrementen el número de afectados.

Fernán Quirós, ministro de Salud porteño, bajó también el tono a la disputa. Aclaró que en las últimas horas “pudimos encontrar nuevamente el cauce colaborativo que nunca debimos perder”.
Rápido de reflejos, Berni fungió de correa de transmisión regenerativa: “Todos tenemos que hacer esfuerzos para que el virus no se disperse en la Argentina, como ocurrió en Estados Unidos, Ecuador o Brasil”.
Ante el periodista Jorge Lanata, quien le insistía en que se estaban “peleando”, Berni apeló al control de conciencia de la ciudadanía, reconoció como agravante las condiciones deplorables que hay en los barrios vulnerables (falta de agua, por ejemplo), pero se resistió a hablar de “enfrentamientos”.
Desde su lógica, Buenos Aires y CABA defienden los intereses de los habitantes de sus territorios. “Es obligación de los dos que no se disparen los casos. Hoy hay que ayudar a la ciudad para aislar y contener a los brotes, porque quizá mañana eso ocurrirá también en algunas localidades bonaerenses…Competir por un caso más o un caso menos, es una pelotudez total…”.
Fue entonces que consignó que ambos distritos tienen realidades distintas, tanto en el terreno como administrativamente y a veces hay situaciones de incomprensión, con diferentes puntos de vista y metodología.
“Pero los que tienen la responsabilidad de gobernar, Kicilllof y Larreta, están juntos”, resaltó. “De lo que se trata es de proteger a los trabajadores que deben desplazarse de uno a otro distrito, en un ida y vuelta recíproco”, acotó.
Entrevistado por Gustavo Sylvestre, el intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, muy cercano al presidente Alberto Fernández, pidió dejar de lado los codazos entre dirigentes. “Hay que salir de ese lugar. La política tiene la obligación de cuidar la vida de los argentinos. Lo veníamos haciendo de forma coordinada…no entiendo por qué comenzamos a dar estos debates…hay que volver al trabajo coordinado, con tranquilidad y compromiso”.
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