En la principal nota política de hoy del diario La Nación, titulada «Alberto Fernández, líder exitoso o héroe trágico», uno de sus columnistas sobresalientes, dio cuenta de un altercado subido de tono entre el jefe de la bancada de diputados del FdT, Máximo Kirchner, y el intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, quien responde al Presidente.
En la parte final del artículo, el periodista Carlos Pagni señaló: «Lo indiscutible es que, en el contexto de la pandemia, el sector del oficialismo más ligado a la familia Kirchner ajusta el cerco alrededor de Fernández. Él lo acepta, tal vez por convicción, tal vez porque carece de un instrumento político para resistirse».
«Se acaba de notar – consignó – en la política porteña. Los fallecimientos por coronavirus en la villa 31 dinamitaron la tregua con Horacio Rodríguez Larreta. No cabe dudar de la genuina indignación de quienes se lanzaron sobre la yugular del alcalde por la muerte de Ramona Medina. Aun cuando no estén despejadas las responsabilidades de AySA por la falta de agua en ese barrio. Pero ese estupor no oculta que el ultrakirchnerismo porteño quiere impedir que el idilio de Fernández con Larreta trascienda la pandemia».
Mencionó luego que «si el Presidente carece de un fuerza propia para un despliegue territorial en su propio distrito, esa indigencia en el conurbano es mucho más notoria. La mera insinuación de establecer una base para Fernández es aplastada de inmediato».
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El senador Parrilli y el intendente Ferraresi dieron cuenta de la noticia, al dejar inaugurada esa organización en Neuquén. Prometieron mantener, profundizar y ampliar el FdT.
«Puede atestiguarlo – ahí puso el dedo en la llaga – Juan Zabaleta, el intendente de Hurlingham. Es cierto que él también se la buscó. En una conversación con colegas anticipó que comenzaría a buscar aliados para un esquema de poder no camporista. «Consultá con Máximo», le advirtieron. «A Máximo lo barro. Le pego un tiro», contestó el albertista Juanchi».
«Martín Insaurralde – escribió finalmente – habría sido el responsable de que el joven Kirchner se enterara del malhadado comentario. A Máximo le salió el Néstor que lleva adentro. Llamó a Zabaleta y lo rigoreó: «¿Así que me vas a pegar un tiro? Te aviso que vas a perder Hurlingham». Zabaleta quedó anonadado. Solo le queda una esperanza: que, en nombre del Néstor que anida dentro de Máximo, alguien lo rescate, invitándolo a una pacífica subordinación. Así está muriendo el albertismo. Antes de nacer».
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