Por Ernesto Jackson
En el reino no santo de la política, los argentinos asistimos a una nueva crisis de gobernabilidad, donde las miserias de unos y otros en el Gobierno del Frente de Todos, van subiendo de tono con el correr de las horas. “El hombre (por Alberto Fernández) así no camina….es poco factible llegar a las elecciones del año que viene”. La fuente no dice nada que asombre ni novedoso. Pero sale de la boca de un dirigente encumbrado del riñón de la coalición mal asentada en la Casa Rosada.
Todo hace presumir que se acercan, necesariamente, horas de definiciones. Que la vicepresidenta Cristina Fernández le haya dicho al presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa “preparate”, en el reciente acto en homenaje a los ex combatientes en Malvinas, es la evidencia de que la jefa del Senado se aprestaría a mover fichas para hacer tambalear el exiguo poder que hoy ostenta el presidente de la Nación.
¡Quién hubiera imaginado apenas unos meses atrás a la vicepresidenta elogiando a Massa!, con quien nunca jamás tuvo buena relación, desde que el tigrense renunció a la Jefatura de Gabinete en 2009 y del Frente Renovador lanzó durísimas críticas sobre quien hoy es la mujer más fuerte del multicolor frente gobernante.
Lo cierto es que Massa, a quien no en vano Mauricio Macri había identificado como “ventajita” aún antes de que el diputado se aliase al FdT, respaldó la fórmula de los Fernández para que el kirchnerismo volviera al poder en 2019. Y desde hace tiempo, volvió a moverse con poco sigilo, como quien sueña con la máxima jerarquía estatal.
Hoy, algunos analistas ven a Massa en un lugar en el Gabinete nacional, muy por arriba en el área económica. Quienes sostienen esta vía, hacen hincapié en la necesidad urgente de que Cristina y los suyos encaminen y reordenen el caos socioeconómico que se avecina, extremadamente grave, dicen, y que requerirá de una figura política “potable” para dialogar con la oposición.
En este aspecto, desde la oposición ven une escenario “sin certezas”. Aseguran en voz alta: “Massa ya dejó de ser confiable hace rato”. Y agregan que “para afrontar los gravísimos problemas con la falta de gas, el trazado del nuevo cuadro tarifario, asunto estrechamente ligado al pedido del FMI de reducir los subsidios a la energía, y otros temas, hace falta un hombre entendido en estas materias, más que un político que se jacta de ser buen interlocutor con la oposición”.
En las últimas horas, en varias fuentes tanto en el propio gobierno como en el mundo cristinista y hasta en Juntos por el Cambio, se observa marcada preocupación.
En todas las fuentes, las especulaciones sobre por dónde “saltará la liebre”, incluyen la principal exigencia de Cristina: la salida del ministro de Economía Martín Guzmán, de quien la vice sospecha que le mintió en puntos clave de la negociación con el Fondo. Habrá que ver si esa salida es beneficiosa cuando aún no empezó a recorrerse el complicadísimo camino de cumplimiento de las metas comprometidas por ley. Y si se medirá la repercusión es esa renuncia en el seno del FMI.
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Lo cierto es que esta fractura en las dos principales figuras que conducen el país, no podría extenderse mucho tiempo más. Más cuando a Cristina sus causas en la Justicia le están trayendo malas noticias. Y, como desde fines de 2018 cuando verificó la necesidad ineludible de volver al poder y asegurarse impunidad y para lograrlo inventó la fórmula con un “absoluto tapado” como Alberto y lo consiguió, ahora estaría percibiendo una urgencia como aquella de tres años atrás.
Y entonces…Cristina Kirchner mira a Massa. ¿En alguna medida sería el Alberto Fernández de estos tiempos?
En estas horas, como pasa en medio de las miserias que ensucian muchas veces la política, no faltan quienes bailan en el Titanic. “Hay que esperar que Alberto sea padre”, especulan quienes aseguran su salida del poder. Habría que ver bajo qué argumentos lo haría. Los consultados por este cronista, suben la apuesta: “Sergio está en la línea sucesoria, después de Cristina. Y le sigue a la actual vice la senadora santiagueña Claudia Ledesma Abdala”. Y opina: “De las dos mujeres, es obvio de CFK no asumirá la Presidencia en lugar de Alberto. La senadora Abdala, además de no tener fuego ni vuelo propio, no sería potable para oposición. Ambas mujeres darían un paso al costado. Y una eventual Asamblea Legislativa se encargaría de definir el curso a seguir. Sería como “buscar a un Duhalde”, arriesgó la fuente.
Entonces, suena Massa para un eventual recambio presidencial para gobernar hasta el 2023.
Cristina, en su imaginario parecido al que puso en práctica en mayo de 2019, cuando por Twitter le anunció al país su fórmula, creería que con Massa se reacomodaría la desastrosa gestión de Alberto y hasta podría reservarle algo de esperanza para que el hombre de Tigre pueda ser el candidato del Frente de Todos en las presidenciales a fines del año que viene.
La fuente insiste: no en vano, Massa se preocupó de tener buenos lazos con Estados Unidos y mantiene excelentes contactos con popes europeos.
Habrá que ver, dice por último, si esto le alcanza para instalarse en la consideración general como “presidenciable y potable” y logra sacudirse la pesada mochila de haber entregado su capital político a Cristina para que recupere el poder, después de haberla defenestrado desde el Frente Renovador.
Alberto también recorrió el mismo camino. Y terminó asumiendo la Presidencia.
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