Ante una escuálida CGT (estuvieron dos de los tres secretarios generales), el presidente Alberto Fernández, recordó ayer el 48° aniversario de la muerte del general Juan Domingo Perón – de quien rescató su postrero esfuerzo por “terminar con las divisiones que aniquilaban a la Argentina” en los años 73/74. En un plano de moderación – opuesto a lo que le vienen reclamando desde el kirchnerismo, que hoy volverá a escuchar a la vice Cristina en Ensenada -, dijo que su propósito, como el fundador del Movimiento, “es convencer al otro para que acompañe”.
“Perón volvió en el 73 como un león hervíboro que se abrazó con (Ricardo) Balbín. El poder no pasa por la lapicera, sino por la capacidad de convencer”, dijo en clara diferenciación de la postura de quien lo ungió Presidente, tras lo cual reivindicó a los movimientos sociales que manejan los planes, en presencia de dirigentes como Emilio Pérsico y Daniel Menéndez. En la platea, en un tercer plano se ubicó entre otros el ministro de Economía, Martín Guzmán, a quien Alberto viene sosteniendo contra viento y marea.
Ni una palabra dijo de Cristina. Es más, hiriente, opinóo que acompañando durante 7 años a Perón, “Evita fue la mujer más amada del pueblo argentino”. El kirchnerismo no rompió puentes: estuvieron presentes, por ejemplo, los gobernadores Axel Kicillof y Jorge Capitanich. Pegaron un ruidoso faltazo Daniel Scioli y Sergio Massa y Pablo Moyano, el tercer mandamás cegetista, aunque sí estuvo entre los presentes su padre, Hugo Moyano.
Alberto rescató de Perón haber sido “un gran pragmático con valores y convicciones” que lo hacían “acomodarse a las circunstancias, en un mundo dinámico”.
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Si lo que insinúa hoy en su columna empresaria el periodista Marcelo Bonelli es cierto, la vicepresidenta Cristina Kirchner profundizaría sus críticas a la política económica y afectaría la estabilidad del ministro Guzmán.
“Siempre le escapó a los dogmas, utilizó a la derecha y a la izquierda como herramientas para preservar los derechos de los que menos tenían en la Argentina”. Es lo expresó acotando que su consigna desde el principio fue «primero los últimos».
Fernández hizo un reconocimiento explicito a la economía popular y algunos de sus laderos dejaron trascender que se propone crear un ministerio específico para atender a una situación “real”.
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