El crítico de cine, Carlos Morelli recordó una anecdótica «aventura» de comienzos de la década del 90, cuando fue descubierto paseando «relajadamente del brazo» por Toledo, España, por un grupo de turistas argentinos, junto con la gran estrella Graciela Noemí Zabala, conocida artisticamente como Graciela Borges.
Según relató en sus redes sociales, en esa ocasión el Instituto Nacional de Cinematografía los incluyó en una delegación que acompañó las presentaciones de una semana de películas nacionales en Madrid. Reveló entonces que «en el poco tiempo disponible entre proyecciones, ruedas y entrevistas de prensa (más almuerzos, cenas y picoteos, según la más rica – ¡riquísima! – tradición de la ciudad del Oso y del Madroño), buscamos algunas pausas turísticas».
«Fue así – contó -, que Oscar Barney Finn, el talentoso realizador y querido amigo que había viajado con nosotros, Graciela y yo encaramos un tour hacia la cercana Toledo. Una vez allí, recorrimos a pie sus encantos principales (la catedral, la mezquita, los museos). Después de un ligero almuerzo, Oscar decidió seguir un poco más detrás de las huellas de El Greco, mientras ella y yo buscaríamos unas excepcionales vistas panorámicas»
«Al llegar a esos miradores – refirió -, tropezamos con un simpático grupo de excursionistas argentinos, quizá liderados en afanes investigativos (y sonoridad) por una señora que primero nos miró azorada (para peor, íbamos relajadamente del brazo), enseguida compartió su gesto de asombro con todo el grupo, y finalmente, sin anestesia, nos disparó: ¡Los descubrí! ¿Así que se habían venido hasta aquí para esconderse…?”.
- Imagen destacada: Graciela Borges y Carlos Morelli, durante la edición Pantalla Pinamar, dónde por primera vez confesaron públicamente la «aventura toledana».
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