«El teléfono del Señor Harrigan», una película aburrida y poco creíble

Una noche cualquiera se podría preguntar «¿qué podría ver hoy?». No elija «El teléfono del Señor Harrigan«, porque es un fracaso excepcional. Basada en un cuento corto del maestro del terror, Stephen King, esta historia deja mucho que desear al no definir el tipo de mensaje que quiere dar. Es una lástima, ya que una forma distinta de haber hecho esta película la podría haber ubicado con verdadera legitimidad en los primeros puestos del ranking de Netflix.

Quizá lo único atrapante de la película «El teléfono del Señor Harrigan» sea su tráiler. La trama cuenta la historia de un niño que perdió a su madre desde edad muy temprana (Craig) y que, en la iglesia, un anciano multimillonario lo elige para que le lea periódicamente en su mansión.

En principio el niño es una compañía del solitario hombre experto en finanzas, pero una relación de amistad se afianza e incluso éste le da consejos de vida al ya crecido adolescente. Cuándo el Señor Harrigan muere, sucesos paranormales empiezan a suceder, entre ellos los mensajes que recibe el joven de su maestro, quien tiene su celular bajo tierra.

El aburrimiento eclipsa todo cuarto en el que se proyecta este film, específicamente a partir de los veinte minutos de haber puesto «play/inicio». En esto ayudan las escenas trilladas, como aquella en la que el adolescente recibe un instructivo sobre cómo «la secundaria puede ser una cárcel», así como la vergüenza ajena que generan las actuaciones de los actores secundarios que buscan hostigar a Craig.

Quitando los gustos o disgustos de las actuaciones, los guionistas se pierden una gran oportunidad: definirse sobre un tema tan importante hoy día como lo son las comunicaciones a través de la tecnología avanzada. Por segundos se escuchan frases interesantes sobre la significancia del dinero (cuando Craig le lee al Señor Harrigan) y hasta alguna reflexión corta sobre los celulares y su peligrosidad.

Pero nada de esto es explotado. Por el contrario, se destacan las escenas en las que se le da entidad al buller/acosador, o al dramatismo de un joven que quiere matar a alguien que dañó a un ser querido. La lentitud y la poca credibilidad que tiene el film hizo que esto se convirtiera en los ejes principales antes que lo que tendría que haber sido: elementos secundarios.