Morales: «El silencio de Cristina ayuda en estos momentos»

En búsqueda de lo novedoso. Aunque todos crean que el problema de la Argentina ubérrima es económico – dado que la pobreza y la exclusión se exhiben a cielo abierto -, es a todas luces político. Así se plantó el gobernador de Jujuy y presidente de la UCR, Gerardo Morales, en una entrevista que concedió hoy a Infobae.

Morales – “el carcelero” de Milagro Sala, según el kirchnerismo duro y el columnista Horacio Verbitzky, entre otros -, increíblemente (no tanto, si somos sinceros), le tira centros de gol a Sergio Massa y hasta se permite elogiar (no sin antes darle unos palazos) a Cristina: “En este momento, que la Vicepresidenta mantenga silencio en relación con las medidas que se toman en economía, contribuye. Por lo menos que se corra un poco, me parece que puede ayudar”.

Es que Morales, que pertenece a la clase política sin alcanzar la estatura de un líder como Raúl Alfonsín (lo subrayó, generalizando el historiador Pablo Gerchunoff), tuvo algunos raptos de sentido común:

“Si seguimos así, peleándonos, no vamos a salir. En los últimos años -afirmó -, lo que ha complicado la situación de la República Argentina, es la grieta, la pelea, alejarnos de la agenda de la gente”. ¡Qué lo diga sino Javier Milei, quien llevó su lucha contra “la casta”, a Europa, y fue celebrado por la derecha española e italiana!

Estos conceptos tan prístinos, dejaron lugar para otros comentarios donde predomina el ego y la lucha cuerpo a cuerpo por el poder. “Nosotros (por Cambiemos, que gobernó entre 2015-2019) dejamos un barco navegando y ellos (los peronistas del FdT), lo hundieron…”

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Historiador y economista, Pablo Gerchunoff, le dijo a Astrid Pikielny que en la UCR solo hubo dos líderes con vocación de poder, Yrigoyen y Alfonsín. Describió a éste como un democráta liberal con justicia social: «Lo que se necesita hoy».

Y allí habló, indirectamente, del feeling con el líder del Frente Renovador: “…Está más claro que nunca que el problema económico es la política, por eso tuvieron que poner un político en el Ministerio de Economía. El presidente (Alberto Fernández) bajó a un segundo plano y está Sergio Massa no solo gobernando la economía, sino todo el Gobierno”.

Por supuesto, despotricó por el aquelarre (“anárquico”, subrayó) existente en el Frente de Todos, pero – muy jugoso -, tuvo definiciones impactantes hacia lo que es – en proceso de ser, en rigor -, la oposición:

Dijo que Mauricio Macri tiene todo el derecho de calzarse los cortos y salir a “jugar el segundo tiempo” presidencial, aunque él no lo considera oportuno. Estimó que su rol debe ser de consejero experimentado. “No lo voy a jubilar – aclaró -, pero si quiere ser candidato, lo voy a tener que dar una paliza”.

Se hizo el desentendido sobre las afirmaciones descalificantes de Facundo Manes contra Macri. Cual bebedor de cerveza, señaló que hay que “esperar que baje la espuma”. Pero reafirmó sus aspiraciones presidenciales: apostó a las PASO y aclaró que si el oficialismo lograse anularlas para el año próximo, “igual haremos internas, y chau”.

Ninguneó a Horacio Rodríguez Larreta, al señalar que podría acompañarlo como vice, cargo que tampoco le negó a Patricia Bullrich. A Manes lo derivó a la provincia de Buenos Aires: “podría ser un buen gobernador”.

Morales, que resiste en una vanguardia de gobernadores, cobijado por su carácter y el abrazo de Massa (previo dialogo permanente con Alberto), aseguró – con indicios en contrario – que “el radicalismo está hoy más fortalecido dentro de Juntos por el Cambio…nunca más (cómo el libro histórico) va a tener un rol secundario, ni va a ser furgón de cola”.

Recitó también una premisa para fuera: “Hay unidad en el radicalismo en la idea de fortalecer Juntos por el Cambio. No hay fisuras. Ni hay riesgo de ruptura”. Amén.

También expuso las coincidencias con la gestión de Massa ante el Departamento de Estado de EEUU y el FMI que, destacó, “tienen mucha predisposición de ayudar al gobierno, de ayudar al país”.