Como “un peón más” del retorno del general Juan Domingo Perón a la Argentina e3l 17 de noviembre de 1972, tras 17 años de exilio, Juan Manuel Abal Medina (hermano de Juan Manuel, fundador de Montoneros, abatido en 1970), señaló que “no existió la primavera camporista”, como pregonan algunos sectores de la izquierda del peronismo. Describió y fundamentó ese concepto en el libro “Conocer a Perón (destierro y regreso), que lo llevó a conceder numerosas entrevistas, entre ellas a la Agencia Paco Urondo (APU), que refleja las posiciones de Mario Eduardo Firmenich.
Secretario general del Movimiento Peronista entre 1972 y 1974, tras recuperarse de una grave enfermedad, Abal Medina explicó que como protagonista de esa época se considera con la “obligación” de dejar constancia lo que vivió, a raíz de que “ha habido muchas formas de interpretar la historia que no le hacen justicia a la enorme trascencencia que tuvo Perón en Argentina”.
Tras sostener que “el país sería otro mucho peor, sin Perón”, dijo que diversas lecturas (como un libro de Miguel Bonasso) tuvieron “intencionalidad política”, cosa que ék descartó en su plano personal.
Insistió, tratando de evitar polémicas, que una conclusión obvia de su relato es que no existió esa “primavera camporista”, sin dejar de hacer notar su amistad y afecto con Héctor Cámpora, con el que compartió años asilados en la embajada de México, durante la primera etapa de la última dictadura militar.
Cuando se le preguntó sobre las versiones de constante confrontación entre “izquierda” y “derecha” en el complejo proceso peronista de los 70, replicó: “Ese esquema…está viciado desde el inicio. Las cosas no fueron así. No existía esa línea divisoria. Hay mucha mitología… cuento cómo fueron las cosas…Cuento hechos”.

“Había – abundó -, un mosaico de tendencias, no había una «izquierda» y una «derecha». Era más complejo. Y se olvidan de que atrás de todo eso estaba el General y el pueblo peronista. Decir que todo el sindicalismo era de derecha y que toda la juventud era de izquierda es una simplificación. Y tampoco se puede reducir todo a sindicalismo y juventud”.
“Se olvida – agregó -, el tronco político del movimiento, por ejemplo. Hay que entender que el regreso de Perón se construye durante 17 años. Tampoco se lo puede reducir a los últimos años. Durante 17 años el pueblo peronista mantuvo la lucha para que el General regresara al país. Y regresar al país significaba que sea Presidente. Era un disparate que volviera y el presidente sea otro. No existía esa posibilidad”.
Al respecto, reconoció: “Hubo tensiones acerca del cuándo, en qué momento se formalizaba esa situación. Cámpora le dijo a Perón que aceptaba su candidatura para limpiar la situación legal y permitir un proceso electoral que le permitiera al pueblo votarlo a él, que es lo que todos querían. De esto no hay dudas. Alguna gente cercana a Cámpora (no los hijos) produjo algunas situaciones que no debieron producirse. Cuando se habla de «primavera camporista» se habla precisamente de eso. Es una lectura profundamente inexacta”.
Ahondando sobre los personajes principales de aquella época, Abal Medina habló sobre Rodolfo Galimberti. “Se toma el último Galimberti y se cree que siempre fue así. Cuando hablamos en serio de la presencia de la juventud en el proceso final del regreso de Perón – insisto, en la parte final de un proceso de 17 años -, el rol de Galimberti es central. Esto – afirmó -, lo pensaba Perón. Es así”.
Ante otra acotación del periodista, Abal Medina, precisó: “El General hablaba de tres alfiles. Cámpora, en el aspecto político. Las relaciones con el resto de los partidos, la «Hora de los pueblos». Hizo un trabajo excelente. Tenía fama de cortesano y eso. Pero hizo un trabajo notable. Después estaba (José Ignacio) Rucci, que era el alfil sindical. Con Rucci, el sindicalismo empieza a jugar formalmente en el retorno de Perón a partir del 1970. Después, estaba el alfil juvenil, que era Galimberti. Yo fui un peón de esa historia. Hacía lo que me decía Perón y ya”, recalcó.
Cuando se le preguntó acerca de la transformación de Galimberti en un “integrante cada vez más orgánico de Montoneros”, contestó: “A Galimberti le gustaba mucho la acción. Era un hombre de acción. Y ese tema lo acercó a Montoneros. Yo no hacía anti montonerismo. Cuando Montoneros se empieza a sentir como compartiendo la conducción con el General, eso va a parar a cualquier parte. Nunca supe de qué modo encuadró en Montoneros”.
Abal Medina aseguró que él tenía “poca relación” con los montoneros, y que este grupo mantenía una relación directa “con el General o a través de Galimberti”.
Contó luego que “muchos, muchos años después”, un dia se cruzó en Buenos Aires con Galimberti: “Suspendimos nuestros compromisos. Empezamos almorzando y terminamos cenando… No discutimos nada. No hablamos sobre el presente, porque teníamos muchas diferencias. Hablamos sobre aquellos años”.
“A la grieta – enfatizó -, la rechazo de manera vital. Tengo amigos de diferentes ideologías y funciones políticas. Salvo con los que asesinaron compañeros, hablo con cualquiera”.
Deslizó críticas al radicalismo de Ricardo Balbín: “Nunca hicieron una autocrítica”, espetó. Mencionó, además, que después de 1983, “pusieron de ministro a Roque Carranza, que colocó las bombas que mataron compañeros en Plaza de Mayo”.
“El General – refirió -,jugaba a la política con las cartas abiertas a todo el mundo. Se decía que el General hacía esto para poder volver al país. Y no era así, si ya había logrado volver. Había un compromiso con la unidad nacional. No hay nación sin una mínima unidad de su pueblo”.
Sobre que el proceso abierto en el 73 iba a “terminar mal”, Abal Medina, trató de aclarar: “Muchos compañeros la veían venir. El que más notoriamente lo veía era Jorge Antonio, que por distintos motivos tenía relación con los sectores más duros, para decirlo de alguna manera. Él tenía relación con las organizaciones armadas. Con él intercambiamos muchas ideas al respecto. Veíamos muchos peligros. Fue una época difícil. Por eso, es fácil verla o analizarla a la distancia”.
-¿Se pudo hacer algo más para evitar que las cosas terminaran como lo hicieron?
-Después de la tragedia que vivió la Argentina es una pregunta inevitable. Lo que puedo llegar a responder está en el libro. Es un tema difícil y muy penoso. Es una pregunta que vuelve una y otra vez.
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