«Argentina es el mejor país del mundo», gritó un borracho en Avenida de Mayo y 9 de julio. En el Obelisco y sus alrededores, una multitud cantaba con alegría y se movía al ritmo improvisado que iban generando espontáneamente los diversos grupos presentes luego del partido contra Croacia. Ese comentario, perdido en el fervor de la gente, causó en alguno un revoleo de ojos, pareciendo decir en sus interiores: «por estas pelotudeces es que parecemos soberbios».
Este país, el país que llegó a la final del Mundial de Fútbol 2022 en Qatar, ¿qué es y qué parece? ¿Podría asimilárselo con su Selección? En el partido contra Países Bajos (Holanda), parte de la esencia argentina se vio representada. Con ánimo victorioso, el equipo disfrutaba del 2-0, y el DT llegó incluso a hacer cambios que, en apariencia, dejaban descansar a muy buenos jugadores, con miras al próximo enfrentamiento.
¿Cómo continuó? El rival metió goles y a último momento quedamos empatados. La pesadumbre se apoyó sobre toda una población que, de la euforia a verse en la final, ya se sentía afuera en unos duros penales. Aquello le había ocurrido hacía unas pocas horas al gigante brasileño. ¿Por qué no nos podía pasar a nosotros también?
Finalmente, en uno de los partidos más empatados, Argentina salió victoriosa. Cuando llegó el turno de Croacia, un 3 a 0 nos emocionó tanto que hoy soñamos con conseguir una estrella más en nuestra camiseta. Tres copas que engrandezcan en espíritu a este pueblo futbolero.
Argentina es mucho más que fútbol, mucho más que un resultado, mucho más que un comentario. Argentina es ese sueño que nunca se hace realidad porque sus dueños aun no despiertan. Sin embargo, la Selección le está enseñando a todos que cuando un buen equipo, un DT con sabiduría y fortuna, y un líder se ponen la misma camiseta, el sueño puede dejar de ser un sueño.
Y luego todo continuará sin más, pero nos habremos quedado con el bello recuerdo de la victoria.
Humanidad 
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