¿Saldrá a jugar Mauricio Macri el segundo tiempo, para tratar de ser reelecto Presidente en 2023, y hacer las reformas que cree necesarias en forma de shock, dejando en el pasado al kirchnerismo? El líder del PRO no ha dicho que sí ni que no. Solo escribió un nuevo libro, «Para qué», que lo sigue teniendo expectante, siempre y cuando las cartas que está orejeando se le presenten favorable en marzo.
Así lo aseguró ayer a Humanidad un estrecho colaborador suyo por más de 40 años, que también tiene sus pretensiones políticas y que distingue entre kirchnerismo, al que rechaza porqué le perdió la confianza, y peronismo ortodoxo, al que integra al viejo esquema de Cambiemos.
Según el «off» que concedió este intendente del Gran Buenos Aires al portal, los pasos predecibles en la Argentina (dónde pocas cosas lo son) a tener en cuenta deberían ordenarse de esta manera:
1-Macri anuncia su candidatura y «automáticamente, los melones se irán acomodando», porqué el expresidente está «varios metros delante de todos». Se acaban las discusiones y Horacio Rodríguez Larreta, el pretendiente público número uno, se queda colgado del pincel. Mauricio no acepta «presiones» y sus laderos se resignaron a no cargosearlo demasiado. Miguel Pichetto está entre los apurados. «Así esto no para más», suele expresar el adorador de la realpolitik.
2-Macri se queda como un oráculo y deja que compita Larreta, quien ya está se desplegando desde CABA al interior con los que se denominan «palomas». Figura un radical que ejerce la presidencia de su partido: el gobernador jujeño Gerardo Morales. Allí hay una fórmula. Pero no se la haría fácil. Ya está en la cancha de hecho Patricia Bullrich y según connotados dirigentes del PRO y del peronismo, es la que mejor expresa la filosofía y la estrategia de la oposición, aunque se la condicionaría – habrá que ver hasta que punto – a un acuerdo «extremo» con Javier Milei. Además, hay otros radicales – Alfredo Cornejo, por caso -, que coquetea con «la piba», igual que el bonaerense Maximiliano Abad.
3-El tema tiene impacto en la provincia de Buenos Aires y en la inserción de la UCR, siendo un misterio a descifrar lo que vaya a hacer Elisa Carrió. Con Macri fuera de la carrera electoral, se trenzarán arriba Larreta y Bullrich, en unas PASO no amañadas, se aseguró a Humanidad. En el territorio que inclina la balanza electoral lidiarán varios por el cargo que ostenta Axel Kicillof, entre los principales Néstor Grindetti, intendente de Lanús, y el exministro Cristian Ritondo, un hombre vidalista procedente del malevo barrio de Mataderos en la Capital Federal. Concilia con los peronistas anti K, de la mano de su mentor, el experto en inteligencia Miguel Ángel Toma. Joaquín de la Torre transita por este andarivel, sin bajarse de nada y poniendo el hombro a Bullrich.
La fuente aceptó que para Larreta sería un escollo insalvable el retorno activo de Macri. Sufriría una devaluación y debería resignarse a ser senador o, volver a hacer el cursus honorum, empezando alto, eso sí, como jefe de gabinete.
Claro, son todas especulaciones «en un año que será movidito» y al que no asistirán impasibles, ni el actual ministro de Economía, Sergio Massa (que bien podría, aunque renieguen de él, ser el mandamás de varios peronistas que deambulan en el desierto atraídos por lo que podría considerarse un espejismo macrista), ni los seguidores de Cristina Fernández de Kirchner. Por algo, el secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque, agitó en las últimas horas, la movilización callejera en defensa de la conductora del sector más potente del FdT, mientras se sigue tensando la cuerda del conflicto de poderes con la Justicia, con un Congreso prácticamente paralizado.
En una charla en la costa balnearia, el médico Daniel López Rosetti, dio varias fórmulas para combatir la ira, una especie de locura temporal según el sabio Séneca. Los políticos, como tales, están para ser votados y gobernar de acuerdo con el mandato que le dan los ciudadanos, fue una de sus menciones al pasar.
Una circunstancial oyente le preguntó qué se debe hacer si uno sufre constantes avasallamientos. Caminando entre las butacas de la platea, el expositor tipo Buda, sugirió diferentes recetas de aplacamiento, entre ellas el paso del tiempo. «Pero si vivimos en la misma casa y me sigue maltratando», le planteó. Ante una situación insoportable, el médico admitió que no queda otra que «irse». La pobre mujer le contestó que no se resignaría a esa posición abandónica y que lucharía por su lugar. Un punto donde suelen acabarse las teorías.
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