Por Ernesto Jackson
El enfermo está cansado de estar enfermo. Y no es porque el médico no acierta con su diagnóstico: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”, decía mi abuela. En este caso, el paciente no quiere curarse. Años y años sigue en esta calesita y con soberbia, negligencia, ignorancia, parece anestesiado tropezando siempre con la misma piedra.
Como el país, enfermo hasta la médula, hoy muestra enormes, inmensos bolsones de pobreza y subdesarrollo. Un cuadro invertido si se lo compara con aquel de mediados del siglo pasado, cuando la pobreza y el atraso social eran apenas luces amarillas que advertían los peligros que amenazaban.
Vale preguntarse cómo describir las pasiones de los argentinos, sin despojarnos de esa interminable lista de infiernos que nos bombardean apenas amanecemos y dan por tierra con esa cuota de optimismo y esperanza que aún no mantiene en pie.
Vayan, apenas, algunas muestras del hartazgo de los argentinos:
- Que el gobierno cuide a los piqueteros en perjuicio del laburante;
- que los hechos de inseguridad nunca rocen siquiera a los habitantes del poder;
- que la fábrica oficial de aplausos siga vigente; que los chistes radiales se “festejen” con risas envasadas y que se repitan sin escrúpulos;
- que los “ñoquis” saturen las oficinas públicas; que los cargos en el Estado se ocupen con inexpertos y/o amigos;
- que los corruptos se muestren libres y como “buenos ciudadanos”; que las leyes se pisoteen sin que nadie se conmueva;
- que nos “vendan” la realidad de un país con imágenes que incluyen a los porteños y apenas un poco más;
- que el drama de un Rosario que se desangra en muertos por el narcotráfico dé lugar a una inmoral pelea política;
- que la función pública sea una salvación económica sin importar los méritos y que nuestros jubilados sigan siendo, inmoralmente, una variable de ajuste,
El lector podrá agregar otros ejemplos. De todas formas, cada día renace una esperanza: alguien dijo que este país nuestro es tan rico que aprovecha a recuperarse mientras nosotros, los argentinos, dormimos. Si así fuese, ya es hora de que despierte.
0 comments on “¡Harto ya de estar harto, ya me cansé!”