El cómo para resolver el qué es importante. Saber y aplicar la cura correcta lo es aún más. ¿Hay cura para la especie humana? ¿Podremos resolver algún día los males y dolores causados por la pobreza? Pobreza económica, pero también pobreza de corazón.
Hoy viven mal no solo los que duermen en la calle, sino también quienes en sus dormitorios se sienten encerrados entre cuatro paredes (que estéticamente lo están) y no encuentran la salida de su depresión. El enganche con las redes sociales y la pantalla del celular o computadora como única compañía hacen que hasta la más famosa, la más linda, se sienta la más excluida y fea.
Las distorsiones entre la realidad y lo que pasa en la mente humana existieron siempre. En el pasado los estratos sociales eran quizá más rígidos. Antes los servicios básicos (electricidad, agua, gas) estaban más lejos del ideal de la universalidad que ahora. Antes el analfabeto era el tipo normal. En términos objetivos pareciera que la cosa progresa, pero como dice el dibujo, la gente sigue viviendo mal. La salida trae las mismas controversias que tuvieron nuestros antepasados: ¿es mediante la lucha individual o colectiva?
El problema, entre tantos otros, es que el ser humano no sabe con exactitud hacia dónde quiere ir. Simplemente camina. Y si cada uno hace lo suyo, la suerte está echada y queda todo en manos de la espontaneidad de los hechos, lo cual no es necesariamente negativo.
La solución puede ser una mezcla de ambas. Lo individual ayuda al conjunto, y el contorno condiciona al individuo. Ver la pobreza de la sociedad, y la propia. Conocerla es el primer paso para empezar a trabajar.
Humanidad 
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