Cultura Sociedad

Esto no se discute

Humanidad reproduce un capítulo de la obra teatral corta Ayres de Amor y Muerte, escrita por Melcela Melfi. Además de los celos, el amor y los dolores de la vida, pesa el contexto político y social de género.

En Ayres de Amor y Muerte, escrita para teatro por Marcela Melfi, ambientada en Pinamar con la dirección de Lito Melfi, se exhiben tensiones de género, políticas y económicas sobre Felicitas Guerrero, una dama de la sociedad oligárquica aargentina de mediados del siglo XIX.

Se trata de la búsqueda del fondo de lo humano, a través del amor, los celos y los dolores de la vida, como escribió Jorge Huertas. Para agregar: “Se puede ser inmensamente rico y no ser feliz en los tiempos que corren, donde el becerro está subido a todos los altares y al que se le ofrecen sacrificios cotidianos y continuos”.

Humanidad se atreve a reproducir un capítulo en el que intercambian conceptos Edelmira (la narradora), Felicitas y su padre:

E-Una tarde poco antes de sus 17, nos encontrábamos todas juntas bordando en el patio. Ella cantaba despacio y su vocecita era como una caja de música en el silencio de la siesta…cuando desde el escritorio la llamó su padre, don Carlos Guerrero.

E-(como PADRE) ¡Felicitas!

F- Aquí estoy padre…no sabe usted que tibio está el sol sobre el alero.

P- Mire usted, yo todavía no he podido salir de todos estos papeles. Pero lo más importante del día de hoy es lo que quiero hablar con usted. Anoche estuve en la casa de mi gran amigo Álzaga. Martín de Álzaga. Lo recordará, ciertamente.

F- Sí, padre.

P- Bien: nuestra familia tiene el honor de que haya pedido su mano.

F- ¿Mi mano? ¿Don Álzaga? Pero…

P- No me interrumpa. Me ha pedido su mano, petición que con gran placer le he concedido. Felicitas: será la esposa de un hombre de gran fortuna y cultura. Ah, y muy buena persona por cierto.

F- ¡Santo Dios! No padre, yo no estoy enamorada de ese hombre.

P- No llore y preste atención: aquí no estamos hablando de si usted está enamorada, eso vendrá con el tiempo.

F- Pero es un hombre grande, es mayor que usted, padre.

P- Justamente, es un caballero de gran experiencia. ¡Podrá darle  todo lo que cualquier mujer desea para su futuro! Será la envidia de muchas jovencitas del país.

F- No quiero padre, no quiero, no, no, no.

P- Mijita, esto no se discute. Hable con su madre que ella dispondrá cuál será su vestido La boda la celebraremos el próximo mes.

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