Desde Río Gallegos, la diócesis “del fin del mundo”, el designado – por el papa Francisco -, arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva (en reemplazo de Mario Poli, quien renunció tras cumplir 75 años), pidió, como nuevo pastor, “mirarnos y reconocernos”, deteniendo “un poco el ritmo vertiginoso de la ciudad”.
Además, en sus primeras reflexiones conocidas hoy, exhortó a “encontrarnos, salir de nosotros mismos, tener un corazón abierto”, y animarse “a la diversidad…y forjar entre todos la cultura del encuentro, frente a la cultura de la indiferencia”.
García Cuerva, con trabajo en los barrios humildes – fue saludado calurosamente por la Pastoral Villera que encabeza Gustavo Carrara -, tiene 55 años, es abogado y licenciado en teología.
En su mensaje, entre otros conceptos, anticipó a los porteños que, como Francisco, “nos iremos encontrando en la calle, en el colectivo, en el subte, en las parroquias y colegios, o en una plaza, e iremos compartiendo al fe y la vida”.
Hizo hincapié en la palabra “ayudarnos”. Lo hizo de esta manera: “Nadie puede sólo en la vida, nos necesitamos. Y yo voy a necesitar mucho la ayuda de todos ustedes. Desde mis propias heridas y fragilidades, quiero entrar en comunión con las heridas del pueblo de la ciudad…”
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