Un llamado a la madurez

«La política es guerra sin derramamiento de sangre, mientras que la guerra es una política sangrienta», decía Mao Tse Tung. Esta no es una mera creencia oriental, sino que recorre todos los continentes entendiendo a la política como la mediación de los conflictos. Las pujas de intereses pueden llevar a la violencia, y de esto se puede dar cuenta tanto un intelectual como un espectador simple y rupestre.

En una nota reproducida por este portal, el analista Carlos Fara, escribió sobre las locuras que existen en el mundo. Dijo: «Toda negociación política trata de actuar psicopateando al otro para sacarlo de quicio, confundirlo, generarle dudas, asustarlo, etc. de modo que en el tramo final se le nuble la vista y obtenga menos ventajas». ¡Santo cristo! ¿Por qué no vemos esto en las campañas publicitarias con las sonrisas y los besos a los ciudadanos?

Indudablemente, hay maldades y golpes bajos en una actividad que no escapa a fenómenos interpersonales. Todo rubro social-humano encierra las mismas cuestiones: celos, venganzas, ambición desmedida, delirios, codicia. También esta el amor y el sentido de comunidad, pero no son el objeto de este artículo.

Paremos con la política de la intimidación y el ataque contra quienes deberían ser considerados colegas. ¿Qué tal si este 2023 hacemos un llamado a la madurez e incentivamos a dejar las prácticas violentas e intimidatorias? Sin darnos cuenta, puede que todos estemos buscando lo mismo. ¿Por qué gastar energías en algo que no nos hará sentirnos orgullosos por las noches?

Como se empezó esta nota citando una fuente de Oriente, vamos a cerrar con otra de Occidente: «No devuelvan a nadie mal por mal; procuren hacer el bien delante todos los hombres. Si es posible, en cuanto de ustedes dependa, vivan en paz con todos los hombres. No se venguen por su cuenta, amados míos, sino den lugar a la ira de Dios».