Por Sergio Sinay
Sam Keen, filósofo existencial, autor de libros estimulantes, como “Fuego en el cuerpo”, “La vida apasionada”, o “A un Dios danzante”, propone consignas esenciales a los varones dispuestos a cambiar los propósitos y los modos de la política.
Entre ellos: cuidar el planeta antes que las estadísticas económicas, ser leales a su hogar y a su comunidad antes que a las corporaciones, respetar antes las relaciones entre los organismos vivos y su medio ambiente que la tecnología que los viola o modifica, construir un mundo basado en el respeto a todas las razas y especies antes que un mundo ordenado según el desarrollo económico.
Según Keen, en las sociedades dirigidas por hombres leales al estereotipo masculino tradicional, el aumento del producto bruto mundial es directamente proporcional a la desaparición de los bosques, a la expansión de los desiertos y a la erosión de la tierra.
Y propone lo siguiente a los varones que quieren enriquecer su masculinidad y transformar la política: 1) adoptar la vocación humana de sanar la tierra, 2) sanar a lo que aman; 3) amar lo que conocen; 4) conocer todo aquello con lo que toman contacto.
“Si los hombres no podemos dar respuesta a estos desafíos específicos de nuestro tiempo – dice -, no habrá proeza genital ni cantidad suficiente de posesiones que nos den una auténtica sensación de poder. El desafío para el varón de hoy es claro: descubrir una forma pacífica de virilidad y crear una comunidad ecológica, donde todos los seres vivos tengan voz y voto en las decisiones que hacen al destino de todos. El hombre que consiga iluminar esto habrá ganado un lugar en la galería de personas ejemplares de nuestros hijos”.


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