Por Sergio Michnowicz
Lo conocí cuando los años ‘90 despuntaban. Como yo, éramos recién llegados a la ciudad. Él junto a Marcela, su compañera, y sus hijas. Yo apenas con una valija de ilusiones.
Recuerdo aquella primera representación teatral en la Escuela “Corbeta Uruguay”, llamada “El Inglés”, con un despliegue impresionante. Él director y de todo un poco, hombre orquesta si se quiere, atento a todos los detalles para hacer todo lo más profesional posible.
Era arquitecto. Había estudiado en la UBA. Pero también dirección teatral en el legendario IFT de Buenos Aires – Idisher Folks Teater -, una compañía de teatro yiddish independiente creado en 1932.
El teatro era su pasión.
El Teatro del Mar fue su segunda casa. Aún recuerdo aquella sala para 50 o 70 espectadores, en lo que hoy es la Escuela Secundaria 4 ARVIS. El caminito que unía la Avenida Bunge con Jonás y de ahí cruzar para entrar a aquella maravilla en forma de contenedor, luces y afiches. La Sala Alfredo Alcón era cálida, como sus actores y su público incondicional.

Bajo su dirección pasaron decenas de actores y textos de grandes autores. Y en casi todas las representaciones ganaron premios, distinciones, reconocimientos acá y allá. Y le daba bronca y pena que tanto trabajo no tuviera un mimo de su pueblo. Afuera puro éxito. Adentro… sacar el Teatro del Mar, promesas de nuevos lugares para su instalación, peleas continuas con las autoridades de turno para que lo escuche.
Algunas de sus direcciones fueron “Aeroplanos”, “El clásico binomio”, “Poetisas”, “Si tocás Calcuta”, “Ulf!”, «Venecia», “Antígona”, “Rotos de Amor”, “El joven Frankenstein”, “El inglés”…
También fue uno de los promotores del Grupo GITANOS, un elenco de adolescentes que dieron que hablar en aquellos años, con puestas jugadas y multipremiados en la Provincia.
Siempre le estaré agradecido por la invitación que me hizo en el 2022, para homenajear a la mujer en su día. Aquel 8 de Marzo subimos al escenario varios amigos para leer a las homenajeadas textos de distintos autores, lleno de emotividad y alegría.
Fue quien diseñó, como arquitecto, el Complejo Cultural Teatro de la Torre. Su mayor legado quizás en cuanto a la creación de un espacio para fomentar el arte, la cultura, la música, las expresiones. Un lugar que hoy es un faro de saberes y representaciones.
Amante de Federico García Lorca, recorrió los lugares por donde anduvo el gran poeta granadino, asesinado por los franquistas. Quería conocer todo y más, y fue el principal referente lorquiano de Pinamar. “Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí” dijo una vez el poeta. Y no se equivocaba.
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En una entrevista rescatada del archivo, el ya fallecido Alfredo Alcón, le dijo a Any Ventura que hacer teatro «es jugar con los fantasmas» y atreverse a amar como Romeo y a codiciar como Ricardo III.
«La mujer no ha nacido para que se la comprenda, sino para que se la ame». O bien “el teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana. Y al hacerse humana habla y grita, llora y se desespera». Le fascinaba sus textos.
Pero el “gordo”, como cariñosamente le decía, estaba cansado. Fueron muchos años de batallar contra la ignorancia, la burocracia, la injusticia. Ya ni su River Plate, como buen futbolero, lo motivaba a pesar de los títulos y las copas de los últimos años.
El pasado 7 de Mayo había cumplido 70 años. Y como premio a su trayectoria, esa esperada caricia llegó el 1º de Julio cuando el pueblo de Pinamar lo distinguió por su “Labor Profesional” junto a su compañera Marcela.
Esta tarde nos dejó. Se nos adelantó, como dicen los saberes originarios. Y su espacio lleno de amistad y compromiso va a ser difícil llenarlo.
Eduardo Melfi. Lito para los amigos. Un tipo especial, querible, luchador, polémico, directo. Una persona amable, cariñosa, tierna, pensante. Dejó su huella en este plano, profunda, para que las próximas generaciones sigan por ese sendero en pos de la cultura de Pinamar.
“El lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz. Y no olvidéis que lo primero de todo es la luz”, decía el poeta.
Lito querido, te imagino allá arriba armando una nueva sala “Alfredo Alcón”, con el mismo Alcón dirigido por vos, entre nubles de plateas y querubines como espectadores. ¡Y qué equipo vas a tener! Vas a poder dirigir “Gente de los Pájaros”, ese proyecto que siempre estaba al caer. Y tener ese bondi para llevar la cultura a todos los barrios celestiales. Y ese reencuentro esperado con Huguito Minghetti, Oscar Etcheber, el Colo, y la gitanita Sartoretti. Con Juan Carlos Gené y hasta el “Negro” Carlitos Juárez también esperando tus señales. Bajo la atenta mirada de Federico, tu ídolo andaluz…
Hasta que el Barba diga, amigo.


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